Y ella le vio, allí, escribiendo en lo que parecía ser una nota, para pasarsela a alguien...
Y ella se puso nerviosa. ¿Por qué? Ni ella lo sabía.
Quizá, porque pensaba que aquella nota podría ser para ella... ¿¡Por fin se dignaría a hablarle, aunque fuera por notitas!?
O, quizá, porque temía que, si era para ella, ¿qué pondría? Era algo imposible de adivinar, pero ya estaba yendo muy lejos, seguro que no era para ella...
Y ella, así como estaba, empezó a recordar aquellos tiempos en que no se hablaban, al igual que ahora, pero ella le amaba y disfrutaba y se contentaba con tan solo mirarle.
Y, ahora... Ahora tan solo se contentaba con la vaga ilusión de que podrían ser amigos, si tenía mucha, muchísima suerte...
Y allí quedó, en su mundo de recuerdos, recuerdos que ahora sólo le hacían daño, recuerdos que quería olvidar pero no podía, no podía...