Cap 1 - Gay De Closet

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El vestido de novia brillaba bajo las luces de la tienda. Era impresionante, un sueño de color crema con rosas bordadas,  digno de la Cenicienta que va al encuentro de su príncipe. La semana siguiente una mujer lo iba a llevar puesto avanzando por el pasillo hacia el altar para casarse con el hombre de sus sueños.
Bill se estremecio ante la idea.

Casarse.

Por un momento le recordo a su madre y lo mucho que insistia en que con veintidos años ya iba siendo hora de buscarse una linda chica y sentar cabeza.

"Si ella supiera..."

Ademas tenía toda la vida por delante y muchas posibilidades se abrían en el horizonte. ¿Por qué iba a querer dejarlas pasar de largo para casarse? Sin contar con el pequeño detalle de que era gay.

Gay de closet.

-¿Has terminado ya? -preguntó Natalie.

-Me parece que le voy a poner unas cuantas rosas más por la espalda..

-No serán muchas rosas? Ya debería estar terminado.

-¿Por qué no me dejas que te haga un traje nuevo? -le preguntó Bill cambiando de tema pues le gustaban las rosas. Se fijo en la ropa de Natalie. Era un insulto a la moda.

-No, gracias, sabes que soy de un estilo muy clasico-contestó su hermana-. Prefiero que te preocupes por los vestidos de la señorita Blogden. Su madre y ella van a llegar en una media hora y se va a poner locas si sus vestidos no están terminados.

-No te preocupes -la tranquilizó Bill enhebrando una aguja con hilo rosa. Para él el estilo de su hermana era más bien aburrido.

-¿Por qué siempre lo dejas todo para el último momento? -protestó su ella mirando el reloj.

-No te preocupes, va a estar terminado para cuando lleguen.

-Siento mucho dejarte a solas con ella, pero le prometí a Gustav que volvería temprano esta noche.

-¿Qué tal está?

-Bien.

Bill no insistió. Sabía que Natalie y su cuñado no hacían más que discutir últimamente. Bill esperaba que fueran capaces de arreglar sus problemas aunque solo fuera por el bien de sus dos hijos.

-Ve tranquila -le dijo

-Es imposible no preocuparse con esa mujer -murmuró Natalie-. No podemos perder ni una sola clienta... Por cierto, te llamó Tom hace media hora. Quería hablarte.

-¿Tom? ¿Qué quería?

Se le había caído el dedal al suelo, pero no le dio importancia.

-Si hubieras llegado temprano, lo sabrías. No se porque no te llamo al móvil.

Bill puso los ojos en blanco mientras su hermana salía del taller.

-Cambie de número y olvide darselo¿Era algo importante?

-No, dijo que te volvería a llamar.

Qué raro. Bill, se agachó en busca del dedal. No había hablado con Tom desde  Navidad y de eso hacía ocho meses. Acababa de volver a California después de estar dos años fuera y, al llegar a casa de su mamá, tarde por supuesto, se lo había encontrado ahi.
Se había alegrado muchísimo de verlo, pero él no parecía opinar lo mismo. Se mostro frío y distante. Al principio, Bill pensó que era porque llevaban mucho tiempo sin verse, pero pronto se dio cuenta de que había algo más.
Se lo había preguntado claramente, pero Tom le había dicho que no le pasaba nada.
Lo había llamado varias veces a lo largo de aquellos meses, pero Tom siempre ponía excusas. Cuando no fue a cenar con ellos en Pascua, la familia de Bill se sorprendio mucho.
Siempre pasaba las fiestas en su casa desde que Bill tenía catorce años y, de golpe, no podía ir por el trabajo.
Dolido y confundido, Bill había dejado de llamarlo y él no había hecho el más mínimo intento de ponérse en contacto con el en todo este tiempo.
Hasta ese día.

Como Boicotear Una BodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora