Hyung, ¿Te gustan mis pantalones? ❀ SooKai

Irresistiblemente elástico ✨

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Cuando KyungSoo llegó esa tarde a su casa, lo que menos se imaginó era encontrarse a su vecino en aquel lugar.

Y es que KyungSoo no va a mentir, su vecino era un poco extraño, se había mudado hacía algunos meses y se había presentado con él tocando a su puerta para pedir indicaciones sobre el supermercado más cercano. El bajito se había extrañado porque no era que vivieran en el campo y las cosas les quedaran demasiado lejos o que pudiera perderse, pero lo cierto es que se portó un poco huraño, frunciendo el ceño inmediatamente cuando observó al muchacho recorrerlo de pies a cabeza.

Y él también se dio el tiempo de hacer lo propio, era más alto que él, tenía el cabello un poco alocado en color oscuro y su piel era tostada, como uno de esos chicos que había visto en la playa tomando el sol hacía años, cuando se dio el lujo de salir de vacaciones.

Se llamaba JongIn, el muchacho se había presentado ante él con una sonrisa encantadora, KyungSoo no puede negarlo, había algo en ese muchacho que llamaba constantemente su atención, pero sus instintos siempre terminaban haciéndolo recapacitar, haciendo que tomara la distancia apropiada.

JongIn le había saludado desde entonces cuando él regresaba de trabajar, cuando pasaba por la acera de enfrente de su casa, que quedaba exactamente al lado de la suya. KyungSoo se sorprendió de saber que incluso sus habitaciones quedaban una frente a la otra, eso lo descubrió una noche acalorada de verano, cuando su vecino había decidido dejar la cortina abierta y él sin poder reaccionar, lo había visto comenzar a desnudarse frente a la ventana como si fuese el asunto más común en el mundo.

KyungSoo se había preguntado varias veces si es que el muchacho no trabajaba o estudiaba, sabía que era menor que él al menos un año, se lo había dejado bien en claro un par de semanas atrás, cuando se lo encontró en la calle y decidió que caminar a la estación del autobús era lo mejor que podía hacer. El bajito tenía un auto, no era el mejor de los automóviles pero siempre lo transportaba con seguridad a todo lugar.

Sin embargo necesitaba cambiarle las bujías y su mecánico había quedado de venir a hacerle una visita a su casa, para que no tuviese que ir directo hasta el taller. Chen siempre le hacía ese tipo de favores, y cabe mencionar que a JongIn no le agradaba bastante el rubiecito ese, que se daba sus confianzas de abrazar a KyungSoo o pasarle una mano como si fuesen amigos de toda la vida.

O tal vez lo eran y JongIn no lo sabía, porque aún no descubría muchas cosas de Do KyungSoo, pero estaba completamente seguro de querer descubrirlas todas y cada una, cada faceta y cada mirada potencial.

El moreno suspiró esa tarde mientras observaba las nubes pasar, tirado sobre el pasto mientras escuchaba una canción popular en sus auriculares, tarareando de vez en cuando, sintiendo el ritmo de la música fluir por sus venas. JongIn era bailarín. Estudiaba en una academia y había tenido algunas presentaciones. Se había ido a la carrera de ballet, pero también tomaba cursos de danza moderna y contemporánea, por aquello de que sus padres alguna vez le dijeron que no querían que se muriera de hambre.

Haber llegado a esa ciudad, a esa sección que si bien no era la mejor, lo hacía sentir tranquilo. Una de sus tías tenía esa propiedad que había estado deshabitada y él decidió pagar por la renta para tener a donde llegar, en un lugar un poco tranquilo como aquel.

Pero su mundo se había venido abajo cuando al presentarse con su vecino, las hormonas se le alborotaron sin poder contenerse. JongIn no podía negar que su vecino estaba como quería. Como a él le gustaban, aunque realmente no recordaba haber tenido un tipo ideal con anterioridad.