Capítulo 13: Abrir los ojos

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—¡Chicas! ¡¿Están bien?! ¡Hicieron mucho ruido! —Oigo la voz angustiada de Nahuel acercándose —Mierda, respondan...
¡¿Y ahora qué se supone que tengo que hacer?! ¡Debería haber sido más prudente! Podría haber intentado hablar con ellas, llegar a un acuerdo, actuar de forma razonable.. ¡Pero definitivamente no debería haber luchado con ellas aquí!
Me escondo detrás de una piedra alta y ancha.
Escucho las fuertes pisadas de Nahuel corriendo hacia aquí y, por el grito de horror que oigo, deduzco que ha mirado hacia abajo también.
—Chicos, ¡Vengan aquí ya mismo!
Nadie me ha visto aún: Pasos se acercan a la zona de la cueva y el consecutivo grito del resto de los hombres se hace sonar.
—¡¿Quién hizo eso?! —Exclama la voz de Mauro.
—Mirage... Probablemente las tres intentaron defenderse y el plan salió mal
Hay un minuto de silencio.
—Mirage... —Siento un escalofrío al escuchar la voz temblorosa de Julián: Esa voz que sólo aparece cuando está al borde del llanto. Y es lógico, acaba de ver a su mejor amiga, su ex novia y su hermana muertas... Y yo las he matado —¡ÍNGRID! ¡Hay que ir a su habitación, ya!
Acto seguido, escucho a todos corriendo rápidamente hacia mi espacio de la cueva.
No me atrevo a salir de mi escondite ¿Cómo le dices a tus amigos que asesinaste a tres chicas?
—¡No está, ella no está en su habitación! ¡Mirage pudo haberla secuestrado, la lastimará! —Veo, apenas asomando la cabeza, a Juli moviéndose en todas las direcciones con nerviosismo.
Hasta cuando discutimos, sigue preocupándose por mí, es demasiado bueno. Si tan sólo supiera...
Alguien lo sujeta del hombro para calmarlo: Nahuel.
—Tranquilo. Íngrid es inteligente y no se rendirá ante Mirage así como así. Puede que incluso ya haya escapado. Un par de nosotros irá a buscarla, mientras que el resto se quedará a enterrar los cuerpos y a esperarla en caso de que vuelva
—Yo iré con ustedes —Le dice Juli decidido.
—Pero es muy...
—Nada es muy peligroso si se trata de salvarle la vida a Íngrid. Iré a buscarla
—Bien... Voy a preparar las armas. Javier y Alejandro, ustedes dos quédense
Veo a mis amigos asentir con la cabeza.

Han pasado unas horas desde que los chicos se fueron y estoy escuchando la conversación entre Javier y Alejandro. Ya enterraron los cadáveres y, por suerte, aún no han notado mi presencia.
Me asusta el hecho de que el resto de los chicos aún no haya vuelto: Debe de ser muy tarde.
—¿Te ocurre algo? —Escucho a Javi preguntándole.
—Estoy preocupado.. ¿Y si no encuentran a In?
—Pues vendrán de todos modos. Es más, ya deben estar de regreso. Les recomendé que la buscaran mañana temprano
—Tú.. ¿Tú dices que la encontrarán?
—Yo sé que sí. Ella es fuerte. Simplemente estás pensando demasiado, Alejandro ¿Por qué no descansas? Yo me quedo aquí
Veo como la figura de Ale se aleja hacia su espacio en la cueva.
No lo pienso ni siquiera un segundo: Salgo rápidamente de mi escondite y abrazo a Javier fuertemente. Primero se sobresalta, pero al distinguir que soy yo, me rodea la cintura con sus brazos.
—¡Alejandro! ¡Ale, ven, Íngrid est..! —Utilizo una mano para callarlo y lo miro a los ojos para que entienda que debe hacer silencio. Asiente con la cabeza. Sólo necesito hablar con él en este instante...
—¿Qué te ocurre, In?
Y entonces... Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos de manera incontrolable.
—¡Hey! ¿Por qué lloras? Ven... —Javier me abraza y comienza a acariciarme el cabello con una de sus manos —¿Mirage te hizo daño?
Vuelvo a mirar a mi amigo a los ojos.
—Puede que me odies cuando termine de hablarte pero... Necesito contarle esto a alguien. Y no puede ser a Julián

—... Mirage me manipuló a su gusto... Y yo fui una idiota por no tratar de impedirlo desde el principio. Juro que no quería matarlas, fue un accidente, ¿Pero con qué cara se supone que debo decirle eso a Julián? ¿Cómo podría ser tan estúpida de esperar que me creyese? Y ya me da igual lo que pase, moriré de todos modos. Me matará Mirage por haber hablado, tú si me detestas ahora, o incluso Julián... Mierda, Julián ¿Te das cuenta del daño irreparable que le he causado a una de las personas que más amo en este mundo? Y sinceramente es una opción muchísimo más sencilla morir que tener que enfrentarlo a él, ver cómo se derrumba ante mí mientras le cuento todo esto, como si fuera una fantasía macabra... Pero real. Simplemente no puedo: No podré verlo a los ojos y soportar cómo me juzga con la mirada por la atrocidad que he hecho.» —Termino de narrar toda la historia. Lo más angustiante fue que Javier no mostró ningún tipo de sentimiento durante el relato: Ni miedo, ni comprensión, ni furia... Sólo una mirada fría y vacía.
Estamos sentados en el suelo: El gran agujero por el que cayeron las chicas tiene vista al bosque, y estamos esperando a que los demás vuelvan.
Pasan unos minutos de puro silencio.
Entonces escucho a Javier suspirar profundamente y, luego, me toma de la mano.
—Antes que nada, Íngrid, quiero que te grabes una cosa en la cabeza: No eres una asesina. Y no voy a crucificarte por lo que hiciste. Lo comprendo, y los demás también lo comprenderán. Hasta Julián. Claro que le costará al principio, pero el lazo que los une es mucho más fuerte que cualquier otra cosa. Además, no permitiré que haga algo de lo que se arrepentirá después, como lastimarte
—Tendría todo el maldito derecho del mundo a lastimarme si quisiera...
—¿Perdiste tu feminismo camino a la cueva, Íngrid? Además, Julián es un chico bueno y pacífico. Y te ama
—Creo firmemente que cualquier atisbo de afecto se esfuma cuando esa persona asesina a tres de tus seres queridos
—No en esta situación. El mundo ha cambiado
—La ética propia no debería cambiar...
—¡Por Dios, Íngrid, deja de castigarte! Esto no es una cuestión de ética
—¡Claro que sí! Yo no debería...
Javier se coloca frente a mí y me sujeta la cara para que lo mire a los ojos.
—Íngrid... Yo hubiera actuado de igual forma en tu lugar. Y muchos, por no decir todos, de los chicos también. Así que no vale la pena que te juzgues a ti misma. Te quiero, te queremos, eres como nuestra hermana... Excepto para Arian —Ambos nos reímos levemente —Y juntos vamos a derrotar a Mirage
De repente, un pequeño papel cae por un agujero del techo. Increíble... Esta mujer en serio odia los momentos alegres.
Veo que Javier intenta levantarse para ir a buscarla, pero yo lo sujeto del brazo y lo detengo.
—No. Es inútil, ella siempre huye. Y éstas son las notas de las que te hablaba
Abro el papel doblado para leerlo en voz alta, así, Javier escucha todo.

Cuando El Apocalipsis Empieza (Masacre Mundial 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora