Just a Little Girl - Foxangle ||Pausada||

Capitulo II

¿Que?.

¿La persona de la cual me enamore... es muda?

Ella bajo la mirada haciendo que sus ojos se cubran con los mechones de su cabello.

- No es culpa tuya... - Dije sonriendo mientras apoyaba una de mis manos en su cabeza, su cabello era suave y desprendía un aroma totalmente agradable pero embriagador a la vez.

Ni siquiera se su nombre, pero ella es la persona que hace latir mi corazón. Su mirada se conecto con la mía por segunda vez, por lo que débilmente se acerco a mi y apoyo su cabeza en mi pecho.

- Pero tampoco puedes confiarte mucho de los hombres como yo... - Susurre apoyando mi frente sobre su cabeza, cosa que en realidad me encanto, toda ella era hermosa. - No estas segura... Ni siquiera conmigo... -

Ella al escuchar eso se aparto de mi y tomo su libreta para luego garabatear:

Si yo no estoy segura contigo, entonces tu tampoco lo estarás conmigo.

Eso me causo algo de gracia, cosa que exprese con una leve sonrisa.

- Los hombres... son seres de los que no debes fiarte... - Comencé a explicarle - Podría fingir que te interesa y te ama... Y eso es patético... -

La pequeña albina rió un poco, de una forma apenas audible, luego escribió en su libreta y me enseño su respuesta:

Pero puedo confiar en ti, ¿Verdad?

Me acerque a ella y tome su muñeca, movimiento que hizo que soltara su libreta y esta cayera al suelo. Sus bellos orbes ámbar se fijan en los míos de forma confundida, mientras que yo tomaba su otra muñeca para luego acorralarla en el muro que tenia justo detrás.

- Se mas cuidadosa... - Susurre cerca de ella - Te dije que no podías confiar en cualquiera.

Cerro sus ojos con fuerza al ver que me acerque, cosa que hizo que suspirara y luego la soltara.

- Lo lamento... - Me disculpe con ella al ver su rostro asustado.

Ella camino en busca de su libreta y luego formulo su respuesta en una de las paginas en blanco.

Mangle. Mi nombre es Mangle.

Me enseño la libreta con una sonrisa en los labios. Me volví a acercar a ella y acaricie su mejilla para luego limpiar sus mejillas húmedas y restos de lagrimas.

- Te ves linda cuando sonríes... - Le dije acariciando aun su mejilla con mi mano - Mangle... -

Ella apoyo las yemas de sus dedos sobre mis nudillos, provocandome una pequeña descarga eléctrica en mi cuerpo.

En ese momento mi corazón se acelero.

- ¡Hey,  Foxy! Te ve-... - Mire a el castaño, quien se llama Freddy, asomarse por la puerta del aula.

Ambos miramos a Freddy, cosa que iso que el se avergonzara y se ruborizara al ver nuestra posición.

- L-Lo lamento, mejor me voy... - Dijo apenado para luego desaparecer justo como vino.

Mangle volvió a mirarme, un bello rubor se apoderaba de sus mejillas.

Sonreí al verla e inconscientemente mis mejillas se ruborizaron tambien.

- Vamos, esta anocheciendo, iré contigo y te dejare en tu casa... - Le dije dejando de acariciar su mejilla.

Ella tomo sus cosas y las guardo en su bolso, menos su libreta, que llevo en su mano.

- Yo la llevare, ¿Vale? - Le dije tomando su bolso mientras le guiñe uno de mis ojos, ella se ruborizo de nuevo.

Mientras caminábamos por los pasillos del instituto ella me mostró su libreta, con algo que había escrito.

Oye, me parece injusto que aun no me hayas dicho tu nombre.

Me mostró el papel pagándomelo literalmente a la cara mientras inflaba un poco sus mejillas.

- Vale, vale... - Dije quitandole la libreta y dándole un pequeño golpe en la cabeza con la misma para luego dejarla nuevamente en sus manos - Me llamo Foxy...

Su sonrisa volvió a aparecer en su bello rostro mientras me miraba y luego miro el papel para formular su respuesta.

Lindo nombre. Ahora que lo pienso, el nombre Foxy se me hace conocido, ¿Me dirías tu dirección de casa?, Por favor.

Luego de leer su respuesta, me cuestione a mi mismo en si responder a su pregunta o no.

- Vivo cerca del hospital departamental Hiko, de hecho una cuadra mas arriba, en los departamentos cerca al arco en el que supuestamente se unen las personas con el "hilo rojo del destino" - Respondí llevándome las manos detrás de la nuca mientras cerraba mis ojos, aun así no podía dejar de sentir la sensación de sus ojos ámbar clavados en mi.

Mangle me dio un pequeño golpesito en el brazo con la intención de que abriese los ojos, así lo hice y mire su libreta.

Ya entendí, yo vivo en esos departamentos tambien, eres mi vecino, con mas razón te me hacías conocido.

Después de reflexionar su respuesta me puse a pensar mas en la mía, ¿Podrá ser que mi hilo rojo y el de ella están unidos?.

Me preguntaba cada vez mas y mas, eran cosas que ni yo mismo sabia o si quiera entendía, hasta que llegue a una pregunta que me dejo algo petrificado.

¿Porque las voces no han llegado a mi desde que inicie la conversación con Mangle?

Por primera vez en años pude sonreirle a una persona con sinceridad, no entiendo, ¿Como puede ser que cuando me acerco a ella, las voces se alejan?.

- ¡Foxy! - Mis pupilas de inmediato se fijaron en el castaño que me nombro, cosa que hizo que la albina a mi lado tambien mirara al chico. Cuando el se acerco lo suficiente hasta llegar a mi lado - Entonces, ¿Lo pensaste? -

Trago saliva y luego miro a Mangle, quien escribe en su libreta para luego mostrarle una frase a Freddy que vagamente mire.

El dijo que si sera tu amigo, Freddy.

El castaño sonrió al ver la respuesta de la albina por medio del papel y luego me miro para extender su mano hacia mi como hoy en la mañana.

Todo lo que hice fue chasquear la lengua y ceder al apretón de manos que el castaño me ofreció.

Poco a poco el sol se escondió entre los edificios y montañas dando paso a una hermosa oscuridad a la que se le conoce como noche.

Ninguno de nosotros rompió el silencio mientras la luna comenzaba a notarse poco después de que el sol ya no se pudiese ver. Nos detuvimos en el letrero que marcaba la dirección a diferentes establecimientos, a donde la albina y yo nos dirigíamos era a la derecha; hacia nuestros departamentos.

- Nos vemos mañana en el instituto, chicos, yo me quedare en el hospital Hiko, iré a visitar a alguien - Nos dijo Freddy mientras se despedía con la mano.

Mangle se despidió tambien con la mano ya que era incapaz de decir si quiera "Adiós".