15 - Miedos

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La campana dando el inicio de las clases estaba sonando. Akane terminaba de acomodar su bicicleta en el  cicloparqueadero tomándose todo el tiempo del mundo. No le importaba llegar tarde, la realidad era que quería cruzarse con la menor cantidad de personas posible. Despertó temprano con un mal presentimiento y quería resguardarse de cualquier cosa.

A pesar de que los pasillos ya estaban silenciados, ella corrió hasta su aula y se detuvo dos segundos recuperando el aire. Le tomó dos días tomar la decisión de finalmente aparecer, esto tenia que ser pan comido. Corrió la puerta delicadamente para no hacer tanto alboroto con su interrupción, pero al parecer fue totalmente inevitable llevarse todas las miradas. 

  —  Lamento la tardanza. Tuve un imprevisto con mi bicicleta en el camino.

Mentira. La verdad no estaba segura de asistir, pero dio vuelta la tortilla para el lado de sus responsabilidades y que los exámenes iban a jugarle una mala pasada a su historial académico.

—  Esta bien, Inoue. Apenas estábamos comenzando.   — le sonrió su profesor de historia, quien por suerte le agradaba — Toma asiento. Me alegra tenerte devuelta tan pronto.

Akane le sonrió tomando el camino a su pupitre, pero aquella sonrisa se vio afectada por murmullos. Susurros provenientes de sus compañeros que sonaban a puñaladas en su espalda haciendo de aquella distancia algo eterno. Tomó finalmente asiento y miró a su lado a Hayama con una sonrisa de lado. Este la ignoró por completo. 

Fue entonces cuando sintió que algo realmente estaba mal y no comprendía de qué se trataba. No sabía que había pasado en esos días, que podía haber hecho para estar tan defenestrada en ese ambiente.

Prefirió guardarse ese cuestionario para prestarle atención a la clase que ya el profesor había retomado leyendo su libro en voz alta para que todos le siguieran.

Akane no lo conseguía. No conseguía concentrarse y meter su cabeza en la historia nipona por el simple hecho de que comenzó a sentirse paranoica con aquellas miradas y susurros. Sentía que no paraban, que seguían hablando de ella y mirándola como si se tratase de un ser totalmente extraño. Seguía siendo ella, la misma Akane que se presentó ante ellos hacia unas semanas. La misma que limpiaba el suelo del pabellón de voleibol siendo totalmente abusada por sus compañeras. Esa es la última imagen que ella recuerda haber dejado antes del enfrentamiento.

¿Qué ocurrió ese día? ¿Qué ocurrió en el transcurso hasta hoy?

La campana volvió a sonar esta vez dándole inicio al receso. Todos salieron disparados del salón mientras Inoue escondía su rostro entre sus brazos sobre su pupitre, sin antes dedicarle una mirada a Koutaro que también se alejaba de ella dispuesto a abandonar el aula. Éste le dedicó una mirada apenada y ella sin saber como interpretarla simplemente lo dejó ir.

¿Por qué no ir detrás y pedirle explicaciones? Él fue la única persona que se volvió tan cercano a ella en ese lugar que podía confiar en el, pero se sentía tan rechazada que tenia miedo. Tenia miedo de que podía llegar a oír. 

(...)

La brisa de la altura hacia danzar su cabello con dulzura. Una dulzura que hacia años no sentía. Se supone que a aquella hora ella tendría que estar en el pabellón donde se llevaban acabo los entrenamientos, pero en vez de eso estaba apoyada en la puerta que le dio el paso a la terraza de la academia. Miraba el cielo como si fuese lo mas hermoso y pacifico que había hecho en todo ese terrible día. No quería irse de ahí aunque sabia que le iba a durar poco.

—  ¿Piensas quedarte ahí parada toda la tarde?

Akane dio un respingo al oír una voz provenir de la nada misma. Bajó su mirada encontrándose a unos metros frente a ella alguien sentado con un libro en sus manos. Lo reconoció al instante.

—  ¿Mayuzumi?   — le miró con sorpresa pero escondió su mirada rápidamente —  ¿Por qué me hablas?

Chihiro la miro con detenimiento pero intentando comprender a que venia esa pregunta.

— Si quieres no lo hago, pero no me parece que sea algo que necesites ahora.     

Akane frunció sus labios conteniendo todo lo que pasaba dentro de ella. Su corazón dolía, su mente la cuestionaba y no era capaz de ir por Akashi o Hayama para obtener respuestas. El muchacho de cabellos grises señaló un espacio a su lado invitándola a tomar asiento en el suelo. Ella con inseguridad se acercó aceptando y se sentó para esconder inmediatamente su rostro sobre sus rodillas. 

—  ¿Sería estúpido preguntar cómo estás?

Inoue lo pensó unos segundos ¿realmente necesitaba esto? Solo había entablado conversación con él una sola vez.

—  No encuentro una manera de explicar todo lo que me pasa sin quedar como una loca o total extraña. Ya bastante me lo han hecho sentir hoy y no comprendo porqué.

Chihiro suspiró con pesadez. No quería que ella sintiera que él sería capaz de juzgarla. Si bien se definía una persona que no muestra interés en la vida de nadie más que la suya, él por alguna razón quería escucharla. Quería que se desahogara.

—  Haz de cuenta que soy un amigo muy cercano tuyo y sólo sueltate.

Al decir aquellas palabras, sin intenciones se había aproximado al oído de la chica en un susurro. Akane se irguio inmediatamente y sin mirarlo fue ella quien exhaló una enorme cantidad de aire acumulado.

—   Estoy cansada de seguir viviendo así. Estoy cansada de ser consciente sobre la mitad de mis actos. Estoy cansada de no conocer mi vida, lo que soy realmente, y tengo miedo... Es todo.

Sus manos a la par de su voz temblaban. Volvió a cubrir su rostro al no querer mostrarle su estado al muchacho que consideraba el mas lindo y misterioso de la academia. Se sentía no sólo destrozada y débil, sino patética.

— ¿Sabes? —lo miró con una quebrada sonrisa —  creo que es mejor no hablar de esto, sino distraerme. —esta vez sus ojos viajaron a sus grandes manos — ¿Qué es lo que estás leyendo?

Mayuzumi también miró aquel libro en sus manos y lo pensó por unos momentos.

— Una novela ligera.

Una respuesta simple, ya que no estaba de acuerdo con la decisión que había tomado Inoue pero aún así sentía que tenía que respetarla.

— Interesante. A mi me gusta mucho leer también, aunque no lo haga tan seguido.

Rió tímida. Hablar de trivialidades con una persona que recién conocía, escapar de la realidad, era la mejor opción para ella ahora. Pero había algo que no estaba teniendo en cuenta. Esquivar, esconder... esas cosas iban a llegar a su límite y ser explotadas de la peor manera. Ella no quería verlo venir, pero el caos, el vuelco en su vida estaba a la vuelta de la esquina.

Amo odiarte | Akashi SeijuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora