Era triste la manera en que cada joven estaba casi desesperanzado en las habitaciones.
La soga de Sky se había soltado... ¿Pero a que precio? Esta se hizo un corte muy fuerte y Alan se rasgo parte de su chaqueta para parar el sangrado. Mientras que este siguiera atado, encontrar una salida seria tratar de excavar sin pala. Ambos bien sabían sobre la cámara que los vigilaba y de vez en cuando le lanzaban miradas de odio o incluso le levantaban el dedo medio mostrandole todo el odio que fuese necesario. Pero seguian aterrados por sus actos, temiam que la rubia llegara y se llevara a uno así, sin previo aviso. Ambos se encontraban dándose la espalda en aquel cuarto blanco hermoso mientras la televisión pasaba las noticias sin sonido.
-Así que... Aquí termina todo.- Hablo la menor.
-Eso parece... ¿Te arrepientes de algo?
-¿Además de no poder matar a Lucy antes de que ella me mate a mi?... No poder ver a mis hermanos graduarse... O a mis amigos casarse o incluso casarme yo. No poder ver a mis seres queridos nunca más.
-Creí que no querías casarte.
-No quiero... Pero si eso significa ver a Regina feliz... Lo haría sin pensarlo.
Alan rió un poco.
-Tu... ¿Te arrepientes de algo?- Pregunto ahora la pelirroja mientras miraba al techo.
-Si... De tantas cosas. De no haberle dado una buena paliza a Ben... De haberme enamorado de tantas chicas que no servían para nada, de siempre tener tantas expectativas sobre las personas, de no haber enfrentado a mi padre, de no decirle suficientes veces a mi madre cuanto la amo.- Tuvo que callarse. Sentía como un horrible nudo en su garganta se formaba, comenzó a mover su pie de arriba a abajo.
Valla que un simple viaje se había convertido en la trama perfecta de una película. Se preguntaban porque no acudieron a la justicia para deshacerse de la rubia, quizás no lo pensaron o sabían que no exisitia manera de ganarle al dinero. Triste realidad en la que se encontraban, ahora esperaban que algo pasara, que alguien llegara y parara todo. Pero no... No pasaría.
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-No podemos escapar, ya para.- Hablo Nico mientras se pasaba la mano por el pelo, despeinándose a si mismo.
Lana se había pasado toda la noche golpeando la puerta, entre la oscuridad incluso. Ya no sentía los brazos, especialmente el izquierdo, pero no quería parar.
-No puedo... No quiero quedarme aquí, no puedo morir sin que me recuerden.- Dijo con voz entrecortada, por el cansancio y el terror.
-¿Ese es tu único miedo?- El enfado en su voz se noto.
-No... Pero es una de mis fobias.
Fue entonces cuando la de bucles dejo de golpear la puerta y se comenzó a caer para terminar apoyada contra el frió metal.
-Tengo miedo a morir siendo inservible... Quiero dejar un legado, Nico.
Nico camino entre la poca luz del cuarto y se abrazo a Lana. Esta lo abrazo con más fuerza y apoyo su cabeza con tranquilidad en el pecho de su contrario.
-Estoy... Aterrada. No quería dejar de intentar pero... Estoy cansada.
-Todos llegamos a nuestros límites, y no es malo, es una manera de descansar y volver a empezar de nuevo.
Las palabras de Nico sorprendieron a la chica y de igual forma la tranquilizaron. No aceptaban su muerte, ellos pelearían.
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Una pila de cosas a un lado del sofá rosa era la única compañía de Alisha, que empezó a dar tacles a la puerta con los objetos. La puerta estaba rasgada pero no rota. La de cabellos oscuros comenzaba a impacientarse y agotada, la música la estaba volviendo loca, tomo una silla entre sus manos y la arrojo contra el espejo, el cual se hizo trizas. Sin pensarlo demasiado, tomo un trozo y lo golpeo contra la puerta. Obviamente no paso nada pero continuo repitiendo eso unas cuantas veces. Cuando se acabaron los vidrios, y todos estaban clavados en la puerta tomo la silla que antes había utilizado para romper el espejo y la arrojo. Fue entonces cuando un CRACK se escucho sonoro en frente de ella. Una sonrisa extrañamente macabra se formo en su rostro y con la silla volvió a dar un tacle a la puerta. Uno, dos. La puerta se rompió en el medio. Un agujero cortado de manera muy desprolija era la única forma de escape de la de cabello oscuro. Se coloco algunas telas encima para no rasparse los brazos ni piernas y salio con dificultad.
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Amigos hasta la muerte. ©
Pertualangan"Tres es multitud". Ellos mostraran que esa frase que irónicamente contiene 3 palabras es totalmente falsa. Alan, un joven de 19 años sin mucho de que hablar, Alisha, una chica muy hermosa de 20 con grades expectativas y Skylar, una rebelde de 17 añ...