❪ 𝑝𝑟𝑜́𝑙𝑜𝑔𝑜. ❫

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—Vaya día de mierda

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—Vaya día de mierda. —se quejó en voz alto un monstruo de sudadera negra y pelaje animal. Había sido ya la quinta vez que era rechazado de quizás un futuro trabajo por culpa de su mal genio. No podía evitarlo, era como un sexto sentido que le hacía abrir la boca.

Y no para decir cosas consideradas amables o decentes.

La campanilla del local sonó al momento que cerró la puerta a sus espaldas, a pesar de que no era capaz de diferenciar su cuerpo entre el frío y el calor, al ver a su alrededor era bastante sencillo darse cuenta que hacía un frío bastante usual del invierno.

Varias familias de monstruos se tomaban de la mano y sonreían para entrar a las tiendas o sentarse en los bancos libres. Clásico de estas fechas.

Más eso no le importaba en lo más mínimo, lo único que daba vueltas en su cabeza una, y otra vez era conseguir un trabajo por lo menos decente.

No era tarea fácil, nadie lo dijo. A pesar de ello se encontraba en un estado crítico ya que literalmente solo contaba con los ingresos de su hermano menor. Y él en su vida había trabajado.

¿Para qué? Es mejor quedarse en casa y ver televisión.

Sus huellas comenzaron a quedar marcadas en la nieve, tenía la suerte de su lado ya que su casa estaba a unas pocas cuadras de distancia, y que su hermano no se encontrase.

No quería lidiar con su carácter de nuevo y menos de otra queja por haberla cagado en la entrevista, aunque bueno, él no podía hablar mucho ya que no eran tan distintos.

Una de tantas diferencias era que su hermano si tenía trabajo. Eso no podía reprocharle ya que literalmente sin ello no podía ni comer.

—Ughh... Ojalá no haya llegado todavía. —más que un comentario fue quizás un pedido a la bendita suerte. Ya al frente de la casa bastante rústica, giró la perilla para encontrarse con el desastre en persona.

Cosas fuera de lugar, comida tirada en el suelo, las paredes con huecos o hasta grietas. Sin duda pareciera que nadie viviera ahí.

Miró a su alrededor, casi cruzando los dedos al notar que ni siquiera por el ruido de la puerta había hecho que algo se moviera. Normalmente él aparecía después de escucharlo.

Pasaron los segundos, y su cuerpo se relajó. Era su día.

—¡SANS! —o quizás no. —¡¿Dónde diablos estabas?! ¡Te llevó esperando 30 minutos y no aparecías, saco de huesos flojos! —el mayor se giró en su lugar, para encarar a su hermano menor que había bajado las escaleras rápidamente hasta su posición.

—Papyrus, e-eh... Bueno, verás... —empezó a excusarse, delatándose al instante ya que unas pequeñas gotas de sudor bajaban desde su cráneo. Papyrus colocó una mano sobre su frente dando un leve suspiro.

—Adivinaré, volviste a perder la oportunidad. —arrastró las palabras más que decirlas. El silencio fue su respuesta. —Me ahorraré las quejas por ahora, es tú día de suerte.

Las cuencas de Sans se abrieron por la impresión, viendo como su hermano sacaba una hoja de sus bolsillos y ponerla al frente de su rostro.

—Hoy conocí a un chico bastante... Inusual. Me ofreció una clase de prueba para un local que abrió recientemente, no está lejos de aquí pero te lo advierto. Es tú última oportunidad para conseguir un trabajo o verás cómo pagarás tu plato. —Sans asintió varias veces ya con el papel en sus manos, haciendo que Papyrus se retirará a su habitación.

—¿Con qué un nuevo local, eh? —sonrió finalmente, al escuchar la puerta del segundo piso cerrarse.

—¿Con qué un nuevo local, eh? —sonrió finalmente, al escuchar la puerta del segundo piso cerrarse

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Hoi ~

Bueno, la idea no será 101% original, pero fue lo que se me ocurrió para escribir este libro. Tenía días que quería empezar ya que enserio me gusta mucho esta pareja y hay muy pocos fics buenos ;__;

En fin, disfruten. 

30 días de OTP! ¦  𝑘𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora