Tiranía en Acción

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    La explosión de una bomba a una calle de mi edificio me hizo sobresaltar a mitad de mi trabajo. Los gritos de afuera sobrepasan las barreras de mi ventana y el olor lacrimógeno traspasa las paredes que parecí­an impenetrables de mi habitación.

    Tan solo falta asomarte para descubrir a los mirones que se paran junto a la catástrofe de afuera y aprecian con enferma curiosidad los actos de violación de los derechos humanos, como tan solo un show, un espectáculo. Para ellos es tan solo un circo. Y a pesar de esto, no son lo peor de todo este apocalipsis.

    La represión de todo un pueblo por parte de sus militares es simplemente increíble. La inhumanidad de nuestros supuestos protectores en contra de muchachos que intentan manifestar es abominable. No parece dolerles su sangre. ¿La adrenalina cegara de esa forma? La verdad es que lo dudo mucho. En cambio, la corrupción y la avaricia si lo hacen, el resentimiento que tienen en las entrañas los domina y les quitan el alma hasta consumirlos.

    ¿Desde cuándo las balas empezaron a ser parte de nuestro dí­a a dí­a? Graciosamente pudieras decir que prácticamente me eduque sin quererlo diferenciando el sonido de las mismas, el poder reconocer el sonido de estas armas no es algo común en los jóvenes a nivel mundial, pero si en muchos de mi ciudad, y no son exclusivamente de aquellos cuyos hogares se encuentran en las bajas zonas, pues muchos de clase media también contamos con esta capacidad, aunque quizás no con tanta precisión o traumatismo.

    Los alaridos y gritos de apoyo por los jóvenes encapuchados que representan la resistencia del país se escuchan desde diversos apartamentos. Vecinos de calles continuas suenan cacerolas en oposición a la represión de los militares, cuyas boinas rojas representan el comunismo que se intenta instaurar a la fuerza, yo los interpreto como una señal de seguimiento a aquel bien avejentado presidente comunista de aquella isla del Caribe, de la que cuyos habitantes emigran constantemente mediante botes buscando mejor futuro.

    Bocinas y bombas de sonido empiezan a sonar esporádicamente y el sonido de ambulancias vuelve a hacer presencia. Desde hace años, el vehí­culo predilecto de varios habitantes (mayormente criminales, aunque también diversos civiles) ha sido la moto, y es increíblemente raro no ver alguna en la calle, más bien imposible. Sería raro no ver motos en medio de toda este conflicto, pero el grupo de motos de militares que vienen no es sinónimo de paz precisamente.

    La transversal cerrada al lado de toda esta catástrofe, fue abierta discretamente para que algunos muchachos pudieran refugiarse adentro. Al menos esa es la explicación que me formulo, a menos que... ahora que lo pienso, puede que jóvenes de la transversal sean parte de esta resistencia.

    El olor a bombas, gas y pólvora empieza a entrar poco a poco en la casa. En esta situación los alérgicos y asmáticos se encuentran en una situación no demasiado favorable.

   Los muchachos de la resistencia son fáciles de reconocer por sus rostros tapados por telas o encapuchados, todos esconden su rostro para no ser identificados por los guardias, pues si lo hacen, serí­an llevados a alguna prisión, y serí­an sometidos a altos grados de tortura solo por resistirse al gobierno inconstitucional que intenta a la fuerza tirar todos nuestros pilares concediéndose la supremací­a del poder, destruyendo el paí­s a su favor, extinguiendo la democracia y atribuyéndosela como su fuera un poder que dirigiese una sola persona.

    La verdad es que la mayorí­a de las autoridades polí­ticas aquí­ son abominablemente miserables. Todos los tipos de criminales están en los altos mandos del poder ejecutivo, ¿jefes terroristas? ¿asesinos? ¿estafadores? ¿usurpadores? Tan solo el vicepresidente es uno de los mayores narcotraficantes del mundo es el vicepresidente.

    El aire acondicionado se enciende y las cortinas se corren para que disipe el olor lacrimógeno que ha entrado. Las narices y ojos que empezaba a enrojecer e inflamarse se calman. Si tan solo otros pudieran hacer lo mismo... es lamentable,pero no hay gran remedio que se pueda hacer. Si en un último piso llegan los mortí­feros aromas, ni imaginarse la tragedia de una planta baja, o el infierno de las calles en frente del edificio, cuyo fuego de opresión y libertad batallan constantemente, donde los perdigones disparados y los zapatos que con valor les hacen frente,se han vuelto un simple juego de ajedrez con jóvenes jugadas y siniestras trampas.





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⏰ Last updated: Jul 21, 2017 ⏰

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Tiempos de CatástrofesWhere stories live. Discover now