Capítulo 19

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Estaba otra vez sentada delante de un tazón de sopa humeante en la casucha de Tekel.
- Pues eso, así que me fuí del salón y dejé a Malcom con su "encantadora" prometida. Ouch!!!, acabo de recordar que le prometí a Horag una descripción detallada de la "Diosa", pero tendrá que esperar hasta mañana.
Laura sorbió con cuidado la sopa mientras Tekel la miraba fíjamente.
-Querida...siento mucho que las cosas no hayan salido bien con Malcom, le dijo levantándose de su sitio en la mesa y colocándose junto a Laura para abrazarla.
Laura tenía ganas de llorar, su amiga la miraba con una inmensa tristeza en los ojos, no sabía como iba a poder despedirse de ella.

-Laura, ¿se te ha ocurrido pensar en lo que estará sintiendo Malcom?. Él no quería volver a su isla bajo ningún concepto, y aceptó engañar a esos guerreros Feroe porque no quería casarse con una extraña. Y te besó, te besó varias veces, y casi...bueno casi...tu ya sabes.
Tal vez no esté tan contento como tu crees. Si me permites, yo creo que te ha repudiado solo para salvar a su hermana, sino, ahora mismo estaríais retozando en tu alcoba, y todos esos isleños estarían rumbo a casa.
- Bueno...no lo había pensado...es que es tan guapa, alta, delgada y rubia....maravillosa, se me nubló la mente, solo pensaba que era todo lo que no era yo,...y me volví loca.
-Tienes que hablar con él, que te explique sus motivos. No podéis separaros tan enfadados. Porque a ti te gusta, yo creo que más que gustar ¿verdad?.
-Lo amo, lo amo con locura, con pasión...pero no se si voy a ser capaz de dejarle ir, aunque sea por una causa más importante que nosotros.
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Raven había visto a Malcom subir a lo alto de la torre, y aunque entendía que su amigo necesitaba estar un rato a solas, por los dioses que no podía dejarlo solo con ese grupo de salvajes capitaneados por una arpía, hermosa si, pero una arpía.
Se dirigió a la escalera, si Malcom podía esconderse él también se escondería. Subió a lo alto de la torre y vió allí a su amigo un poco encorvado, parecía haber envejecido varios años.

- ¿Que haces aquí? ¿Huyendo de tu prometida?, he de confesarte que yo también huyo de ella, le dijo Raven con una palmada en la espalda.
-No es de ser amigo reírse de las desgracias ajenas, supiró Malcom, y se enderezó para mirarle a los ojos. Este lío es peor que el otro. No se que hacer. He repudiado a Laura, la única mujer que me mira más allá de mis cicatrices, a la que le gusto, porque lo sé, y porque me lo ha dicho, ¿y que hago yo?, pues la repudio ante todos....debe odiarme, pero no tanto como me odio yo, y ¿sabes lo peor?...que la amo, si, con locura. Pero amo también a mi hermana. Y Laura está a salvo aquí, y Silke está sola. Tengo que ayudarla.

Raven miraba a su amigo un poco asombrado, era la primera vez que daba un discurso tan largo, y hablando de sus sentimientos. Debía estar destrozado.

- Ahora vamos a ir a por Laura, y vas a hablar con ella, y le vas a explicar todo, y encontraremos la manera, tenemos que solucionarlo. ¡Ah!, y vamos a salir por el pasadizo, que no quiero encontrarme con tu Íngrid.
-No es mía, masculló Malcom, si pudiera la devolvería a su isla.
-Bueno, como no estamos para pensar, vamos a dedicar un poco de tiempo a cabalgar, supongo que tu esposa...Laura, estará en casa de Tekel.

Los dos hombres cabalgaron en silencio todo el trayecto, sumidos en sus pensamientos.
Cuando llegaron a la cabaña ataron sus monturas y se acercaron a la puerta. Esta vez no se oían risas.

Laura y Tekel seguían sentadas a la mesa en un silencio plácido mientras observaban las llamas del hogar.
De pronto se sobresaltaron cuando un fuerte golpe sonó en la puerta. Tekel se apresuró a abrir y se hizo a un lado para que los guerreros pasasen. Luego le hizo un gesto a Raven y salieron fuera cerrando la puerta tras de si, dejando solos a Malcom y a Raven.

- Laura....dijo Malcom acercándose a la mujer y sentándose a su lado. Se que no tengo excusa para lo que he hecho delante de todos. Lo siento, lo siento muchísimo...no puedes imaginar cuanto, pero no sabía que hacer, ya se que no puedo defenderme de ninguna forma, pero si está viva mi hermana tengo que salvarla, solo me queda ella, y está allí, rodeada de enemigos, soy su única esperanza. Malcom suspiró con mucho pesar.
Laura se giró hacia él y le agarró la mano.
- Lo comprendo Malcom. No tienes que darme explicaciones, me enfurecí porque...bueno...ya sabes que estábamos haciendo...y luego te vi a ti, y a ella, y me rechazaste. Lo siento.
-Eres muy comprensiva, pero no tengo excusa.
-Calla Malcom. Le dijo con voz dulce tocándole la cara. Yo, yoo...yo te quiero, y no quiero verte sufrir. Debes hacer lo que sea mejor para tu hermana. Es lo más importante.
Malcom cerró los ojos apoyando su frente en la de Laura, ¿cómo podía ser el destino tan cruel que los separaba antes de que pudieran conocerse?
- Te amo Laura. Lamento muchísimo no poder demostrártelo, pero siempre te amaré.
Acercó su boca a la de su amada y se fundieron en un dulce beso que poco a poco fue incendiando sus interiores, emergiendo toda la pasión y la desesperación con la que se querían.
Se separaron poco a poco, alargando el momento.
- Haz que te ame, carraspeo Laura, haz que Íngrid te ame, así tu matrimonio será más fácil, e intenta ser feliz, todo lo que puedas, cuando pase un tiempo me olvidarás, solo seré el recuerdo de unos días locos que sucedieron una vez.
- Nunca te olvidaré, jamás, y eso de que me ame....¿tu me has mirado bien?, ninguna mujer podía soportar mirarme, solo tu. Nadie me amará mas que tu, y tampoco lo deseo, solo a ti, solo tu.
-Querido Malcom, se rió Laura, eres un hombre hermoso, guapísimo, esas cicatrices no molestan a las mujeres, de hecho se de alguna que estaría encantada de lanzarse sobre ti en este momento, era tu actitud, el ceño fruncido, tus silencios amenazadores, eso era lo que las echaba atrás, tus cicatrices aumentan tu atractivo, te lo puedo asegurar. Y le besó la cicatriz de la cara.

En Mis Sueños (Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora