Wedding day [Yoonseok]

⏪Wedding

Yoongi recuerda a la perfección cómo conoció a Hoseok. Tenía diez años y acababa de mudarse de Daegu, su hogar, a Gwangju, dejando a sus amigos y todo lo que le importaba atrás. ¿Y todo porque? Por el empleo de su padre.

A pesar de que la casa era mucho mas bonita que la que tenían en Daegu, Yoongi no podía evitar sentirse amargado porque toda su vida había quedado olvidada a kilómetros de distancia.

Y entonces lo vio.

Era un poco mas bajo que el, tenía una radiante sonrisa, cabello castaño y un aura que emanaba pureza y felicidad. Pensó que era un ángel. Luego descubrió que se llamaba Hoseok y era su nuevo vecino.

Desde que vio al pelicastaño, la alegría e inocencia del niño había opacado por completo la amargura de la mudanza. Mirando a ese precioso chico de sonrisa brillante, Yoongi ni siquiera podía recordar porque había odiado la casa o el vecindario en un principio. Todo en lo que podía pensar, era en lo mucho que quería acercarse a ese chico.

Los siguientes años de su vida no hubo momento que no estuviesen juntos, jamás se veía a uno sin el otro, "Sope" habían comenzado a llamarlos en el vecindario cuando hablaban de ambos. La primera vez que los llamaron así, Yoongi no comprendió porqué su corazoncito se aceleró ni porqué una hermosa sonrisa se expandió por su rostro.

—Oigan, Sope, la clase está a punto de comenzar— les había dicho Chanyeol un día cuando llegaron al instituto, Yoongi manejando una bici y Hoseok sentado en el caño de la misma, entre Yoongi y el manubrio.

Hoseok también había sonreído, y riendo había tomado la mano de Yoongi para tirar de él mientras corría en dirección al salón de clase.

El apodo se quedo con ellos por muchos años más, y cada vez que alguien lo mencionaba el tonto corazón de Yoongi saltaba alegre, y este tenia que regañarse a si mismo por desear cosas que no eran posibles.

Pero su corazón era obstinado, y no paraba de gritarle lo perfecto que Hoseok era cada vez que su mirada se chocaba con el menor.

Diecisiete años después de conocerse, su corazón aún se aceleraba por Hoseok y Yoongi aún se queda embelesado al ver a sonreír a su amigo. Definitivamente haberle hablado a aquel chico de abrumadora alegría a la edad de diez años fue lo mejor que le pudo pasar, y siempre le estará agradecido a su padre por haber cambiado de empleo a uno tan lejano de su ciudad natal.

Sin embargo, en este momento, mientras contempla a su amigo poniendose su traje blanco y arreglándose frente al espejo, todas aquellas tardes de verano parecen en vano.