Una voz comenzó a susurrar en mi cabeza. Era mi hermana...
—Alison, escúchame.—dijo susurrando.—Nos encontraremos en la esquina del banco central, en dos horas, no tardes.
Eso fue lo único que logre entender. Confundida, adolorida de tanto caminar, me senté en la vereda. En cemento estaba frío, mis manos y pies estaban congelados, ya no los sentía.
Cuando mi hermana me habló supuse que logró escapar de ellos, los brujos. Es raro decir eso, pero es cierto. No soy una bruja, nunca lo fui. Lo peor es que me sentía como una, sentía que tenía un hogar, que pertenecía allí.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. Mi hermano, me mintió, todos aquellos en los que confiaba... me siento usada, traicionada, me siento estupida por no darme cuenta de lo que pasaba en mis narices.
No pude evitar pensar en Kai, en tanto que lo amo..en sus labios, su aroma, su voz... un sollozo se me escapó. Traté de contenerlo pero no pude, apreté mis puños y golpee el cemento tantas veces que...dios mío...no puedo creerlo, aboye el cemento.
Me levante con rapidez y seque mi rostro. Observe mis manos, no tenía ni una sola herida, quizás esté desarrollando mis poderes..aún no lo sé.
2 HORAS DESPUÉS
—¿Quieres matarla?—dije sorprendida, casi atónita.
—Sí, ella es mi mentora.—aseguró.—Pero..tenemos que hacerlo, es nuestro deber. Sé que tus amigos..
—No son mis amigos.—contesté seca.
—Claro...—me observó de soslayo.—Bueno como decía, Leah hizo todo lo posible para que este de su lado pero aún así sabía que debía matarla. Porque para eso fuimos creadas...nacidas, para matar a todo aquello que daña a la humanidad. No somos semidiosas, somos diosas, somos hijas de Zeus y Atenea. Todo comenzó cuando los dioses observaron que el hombre se mataba así mismo, no solo por Satanás, sino porque ellos decidían hacer cosas malas. En fin, ellos planearon esto desde nuestro nacimiento, vagamos las dos desde hace más de dos mil años antes de cristo. Y es hora de cumplir nuestra misión, no podemos fallar.
—¿Cuál es el plan?—dije con ganas de terminar con todo esto.
—Nos veremos en el cementerio de la ciudad.—dijo apretándose la mano.—Lo único que tenemos que hacer es clavarle está daga.
—No puede ser...—era la daga con la que mataron a Thomas Green.—¿Cómo la conseguiste?
—Se la robe a Malachai.—respondió.
Mi cuerpo se estremeció al escuchar su nombre. Ya no podía resistir a esto. Me hace mal, todo lo que provenga de él. Quiero olvidarlo, sacarlo de mi cabeza, de mi corazón.
—¿Estas bien?—dijo observándome.
—Aún no se tu nombre.—dije mirándola a los ojos. Pestañeo varias veces hasta que movió sus labios.
—Samara....—un silencio se prolongó.
—¿Por qué no me buscaste?—susurré.
—No sabía de tu existencia, hasta que te vi.—dijo mirando el suelo.—Estaba dentro de ese tuvo, dormitando, hasta que me despertaste, tocaste ese vidrio que se rompió en miles de pedazos. Cuando te vi me asuste, pero supe que teníamos una especie de conexión. Leah me contó sobre nosotras, intentó que me ponga de su parte pero yo sabía todo lo que tenía que hacer.
—¿Y cómo sabes que todo lo que te ha dicho Leah es cierto?—dije mordiéndome el labio.
—Puedo ver...lo que va a suceder.—dijo al fin.—Tenemos muchos poderes que aún no hemos descubierto, pero nacen por la necesidad de defensa o...por miedo.
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Oscuro Secreto: La nueva era. ~EDITANDO~
FantasyMi vida dió un vuelco inesperado cuando lo conocí. Cuando vi esos ojos color avellana, desesperados por encontrar algo que creía haber perdido, el amor. Él hace que todas mis articulaciones se estremezcan, y gracias a él descubrí lo que soy. Él me...