La mudanza

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Era la tarde de un Domingo muy caluroso en Cozumel, una pequeña isla cerca de Cancún en México. Llevo viviendo medio año en mi propio departamento por el simple motivo de que entré a la universidad y decidí estudiar biología marina, lo que fue un poco complicado porque yo vivía en la Ciudad de México y necesitaba estar cerca del mar para poder estudiar mejor y más de cerca a mis amigos los peces.  Qué mejor que estudiar en la Universidad Autónoma de Ciencias Marinas junto con mis nuevos amigos Dante y Esmeralda.

Al principio fue difícil dejar atrás a mis viejos amigos de la ciudad, pero gracias al carácter divertido de Esme, una chica de cabello negro, complexión delgada y ojos azules. (Ella es la chica más bonita de mi salón), y al mejor amigo que se puede desear, Dante, un chico promedio, de estatura aproximadamente de 1.70, cabello café y ojos color miel,me fui acostumbrando y ahora me siento en casa.

Era temporada de calor, por lo que en esos momentos nada era mejor que una buena paleta de limón, pero había un problema, no podía ir por esa refrescante paleta porque tenía que empacar, ya que al día siguiente mi grupo se iba a ir de excursión por un bimestre a la isla recién descubierta donde, según mis maestros, estaba llena de vida y era perfecta para hacer anotaciones para nuestro proyecto final.

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