Y mientras el sol se ponía para dejar paso a su dulce hermana, me hallaba solo, desprotegido frente a lo que se avecinaba, solo yo y mi arma inseparable, Hoz de luna, mi guadaña que forma parte de mi ser, forjada a partir de mi propia alma cuando una vez en el pasado fuese un vivo mas, un simple mortal. Ahora no soy mas que un lamentable no muerto que deambula por las tierras de Banehallow con la esperanza de hallar las puertas de la paz, aquellas que se decía que al cruzarlas se recuperaba la vida junto con la inmortalidad. Esta era pues una leyenda eterna entre los pocos no muertos que poseíamos todavía atisbos de cordura en el infierno que habitábamos, lleno de aquellos que se habían rendido hacia los cuatro vestigios, los seres mas poderosos en este purgatorio (así era conocido por todos los no muertos) y a su vez, lo fueron durante su época vivida, ellos controlaban a los ejércitos de cobardes que habían sacrificado su voluntad y su conciencia a un líder que era tan poderoso que uno solo de los vestigios podría arrasar a decenas de miles de no muertos, su tamaño era similar al de los titanes y raro era el no muerto que se atrevía a enfrentarse a uno de ellos para, como era de esperar, perecer sin fe en su corazón. Pero sin embargo, eran estos vestigios los que guardaban las puertas de la paz, sin vencerlos era imposible atravesarlas.
Esta es mi historia, la historia de un no muerto anónimo que consiguió ser la leyenda de Banehallow, me conocieron por hoz de luna, pero pocos vivieron para verla.
Toda la tierra se hallaba cubierta por cenizas, estas fluían constantemente en un extraño movimiento que hacia parecer que fueran arenas movedizas, y mientras la luna nos iluminaba a todos con sus fugaces destellos azulados a través de la espesa niebla que cubría la llanura, ellos se comenzaron a mover, se acercaban corriendo, ágiles y gráciles, cortando el viento como si de una tela se tratase. <<Bestias inmundas>> pensé mientras de mi pecho se alzaba Hoz de luna, desgarrando todos mis órganos ya putrefactos y destrozando mis carcomidos huesos, todos aquellos cobardes se quedaron petrificados al ver tal clase de magia, la invocación de un arma que pertenecía a la carne de su dueño. Esta magia era la más compleja de asimilar de todo el mundo, y mas aun en Banehallow, un lugar donde la magia se hallaba mas que muerta.
Empuñaba a la salvaje guadaña que le susurraba a mi mente mientras tanto <<Necesito sangre, quiero sangre, carne carne hmmm ¡Mucha carne!>>. Comenzaba a emocionarse mientras las runas que llevaba inscritas comenzaron a brillar con fulgor azulado, se afilaba y se posicionaba para atacar por fin, <<Derecha izquierda izquierda arriba derecha abajo derecha>> Me susurraba como si de una secuencia se tratase, pues Hoz de luna tenia el poder de predecir los ataques de los más débiles enemigos, de los predecibles y aburridos cobardes. Tal como llegaban uno tras otro los cercenaba sin piedad, algunos eran destrozados en dos mitades, otros se retorcían en la cresta de Hoz mientras chillaban, aquella estampa era digna de las tierras malditas en las que vivíamos sin duda.
Los cobardes no paraban de llegar sin cesar, uno tras otro la horda era insufrible, incansable, en sus ojos solo se apreciaba la voluntad de su maestro, pues no todo el poder de Banehallow recaía sobre los vestigios, estos delegaban en una especie de líderes a menor escala, los maestros o nigromantes, aquellos que tenían la fuerza de voluntad para resistir la perdida de conciencia y se convertían en los semidioses de este mundo, estos manipulaban a los cobardes para hacer cumplir las ordenes de los vestigios. Y es que las hordas podían llegar a ser millones de estos no muertos tan patéticos, pero jamas habría imaginado que seria algo así, mi cuerpo se hallaba bañado en sangre y las vísceras volaban por doquier, Hoz se hacía mas poderosa a medida que succionaba mas almas, todo el poder de estas, por pequeño que fuera se acumulaba en mi apéndice vital para potenciarla temporalmente, pero esto empezaba a ser una auténtica locura, ni tan siquiera en mis peores pesadillas ni en los entrenamientos imaginé esto, pero lo mas sorprendente de todo, es que yo mismo me hallaba soportándolo holgadamente.
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Banehallow
FantasyEn las misteriosas tierras de la ceniza, un espíritu se alza para liberarse de sus cadenas, pero no por ello deja de ser más que un mero títere del destino