Feliz Cumpleaños

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Su semana consistió en repartir invitaciones por aquí y por allá. Invitó a sus compañeros de trabajo, a sus amigos de la universidad, inclusive se tomó la molestia de llamar a sus ex compañeros de la escuela, uno por uno, para invitarlos a la celebración de lo que sería su cumpleaños número veintidós. Su familia, obviamente, también había sido informada con casi quince días de antelación.

Quería asegurarse de que toda aquella persona cercana lograra hacer espacio en su apretada agenda para ese gran día. Esperaba -con todas sus fuerzas- que gran parte de sus invitados asistiera a su día importante. El único día de todos los años en los que JongUp se permitía ser un poco egoísta e idolatrarse a sí mismo.

Las mesas estaban listas y vestidas. La decoración no era mas simple porque el chico gastó sus ahorros de todo un año en mantener todo perfectamente ordenado y presentable. Inclusive él mismo había pasado la mañana de su precioso día terminando de pulir los detalles que quizá se le habían escapado la noche anterior.

JongUp sonrió para sí mismo cuando miró su reloj y vio que casi era la hora de llegada de sus invitados. Dio saltitos alegres y consideró que aquel era el momento de poner un poco de música de ambiente. Así, para cuando la gente llegara de a poco no estuviera en un silencio incómodo.

Esperó sentado en la silla más cercana a la puerta del lugar, tarareando felizmente las canciones que sonaban a través del equipo de sonido mientras retorcía sus manos nerviosamente ante la espera.

Pero cuando el reloj marcó una hora después a la que dictaban sus invitaciones, la sonrisa del chico rubio decayó y comenzó a preocuparse.

—Está bien —Se consoló a sí mismo, su voz sólo un poco más alta que la música de fondo—. La gente nunca llega puntual, el elegante retraso es importante.

Rió sin ganas ante el pensamiento, antes de decidirse a tomar un poco del jugo de frutas que preparó más temprano esa mañana.

Bebió el líquido lentamente, observando a su alrededor las bombas y serpentinas que con tanto esmero colgó por las paredes y el techo, suspirando audiblemente porque otra media hora había pasado volando y aún así, nadie llegaba a su solitaria celebración.

Reconoció las tristes melodías que no habían dejado de sonar, y con un golpe en su frente se regañó a sí mismo porque con un ambiente tan lúgubre, nadie va a llegar.

Con eso en mente, JongUp configuró el aparato para que reprodujera las canciones que tanto le gustaba bailar.

Se convenció a sí mismo de que no importaba mucho si bailaba un rato solo, que de igual manera tenía que practicar sus coreografías y podría hacerlo mientras esperaba a sus impuntuales invitados.

No obstante, otra hora y media pasó y ninguno de sus amigos, compañeros o familiares pasaba por la triste puerta del lugar. Lo más cercano que tuvo de recibir un invitado fue aquella mujer que se equivocó de puerta en el pasillo y rápidamente se disculpó por su error.

JongUp incluso la invitó a quedarse un rato pero ella rechazó su propuesta con una sonrisa y le deseó un feliz cumpleaños.

Exhausto y aburrido de bailar solo, el rubio volvió a tumbarse en la silla, con una pesadez en el pecho que lo lastimaba y consternaba, todo al mismo tiempo.

—Quizá si le escribo a alguien...

Sacó de sus pantalones su teléfono, comenzando por preguntarle a sus compañeros de la cafetería por su ausencia. Algunos dieron la excusa de que estuvieron muy ocupados con trabajos de sus respectivas carreras universitarias, mientras que otros aseguraban que sus turnos de ese día les impedían asistir a su celebración.

Fiesta [BangUp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora