«Capítulo 9»

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- Gracias.- musitó Agustín, mientras entraba y Carolina cerraba la puerta.

Por la mente de Carolina pasó la idea de que Agustín sólo le había mentido para tener una excusa para acercársele. Carolina lo miró a los ojos, buscando diversión en ellos, pero lo único que logró encontrar fue preocupación. Se le notaba sincero y hasta un poco tenso.

- ¿Necesitas que te preste el teléfono para llamar a alguien?- preguntó ella.

- Son las tres de la mañana, no creo que alguien se molestaría en venir a recogerme.

- Buen punto.- hizo una pausa.- en ese caso, si quieres, puedes quedarte aquí a dormir.

La cara de Agustínse iluminó y Carolina no supo por qué.

- ¿De verdad?

- Solo por esta noche.- aclaró.

- Solo por esta noche.- repitió.- me parece perfecto. Gracias, Carolina.

Ella le regaló una sonrisa amistosa que lo hizo jadear. Luego se giró y entró a su habitación para luego volver con una manta y una camiseta en las manos.

- Toma, puedes cubrirte tu... pecho, con una camiseta de mi marido. Y una manta, para que no pases frío en el sillón por la noche.

Agustín sonrió mientras estiraba el brazo y tomaba las cosas. Se sentó en el sillón y apoyó las palmas de sus manos sobre la nuca. Notó como Carolina se sonrojaba al ver su torso desnudo, y eso le gustó.

- ¿Te molesta que esté con el pecho desnudo por tu departamento?- dijo Agustín con diversión.

- No es eso, es que... distraes.

- Tú también me distraes, muñeca.

Carolina puso los ojos en blanco y se sentó a su lado para seguir bebiendo de su vaso de agua. Agustín la miró.

- Verte poner los ojos en blanco me hace querer bailarte otra vez.- dijo con la voz ronca.- ¿Por qué no vives con tu esposo?

- Antes de que nos casáramos, le dije a Gabriel que quería terminar los cuadros que tenía que pintar para la presentación de artes en la universidad de Los Ángeles.

- ¿Gabriel?

- Así se llama mi esposo.- explicó.- como tenia mi estudio de pintura aquí, preferí terminarlos y concentrarme en ellos para después mudarme en la casa de él.

- ¿Te gusta pintar?

- Muchísimo.- sonrió.

Agustín notó como los ojos de Carolina brillaban con orgullo mientras hablaba. No había duda que le gustaba lo que asía. Y sintió un gran respeto hacia ella, eso le gustaba.

Mientras hablaba, Agustín no pudo evitar perderse en el seductor movimiento que hacían sus labios. De vez en cuando, Carolina pasaba las puntas de sus dedos por sus labios, dibujando el contorno de estas, tentándolo. Su boca... distraía.

- Mala elección para pintarte los labios de rojo hoy, Carolina.

Carolina lo miró. Tenía fuego en los ojos.

- ¿A que te refieres?

- Voy a besarte.- dijo, comiéndosela con la mirada.

La cara de Carolina palideció.

- No...

Pero antes de que pudiera detenerlo, él se inclinó y la besó. 

El Stripper-[Aguslina]-[Hot]-[Adaptada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora