1.-Broma

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Ya quedaban unas cuantas cuadras para llegar a nuestro piso. Era muy tarde por la noche y una muy espesa obscuridad lo reafirmaba, solamente éramos nosotros dos y algunos autos aparcados en las orillas de las cuadras, fingiendo vigilarnos en nuestra intima caminata nocturna. Nuestros pasos resonaban en la dura acera a cada paso que ejecutábamos, dando la impresión de una infinita incomodidad entre ambos que solamente nosotros sabíamos que, en verdad, no existía. Un silencio tan cómodo y mullido como el sillón de nuestra sala se acopló durante algún tiempo entre nosotros, hasta ahora.

—Estoy aburrido.—una voz pastosa emanó de su garganta, señal que lo que decía era cierto.

—Acabas de resolver un caso, en verdad que a veces me esfuerzo por entenderte pero ahora mismo te podría decir que realmente eres imposible de conocer.—resoplé.

—Imposible de conocer...—saboreó las palabras en sus labios—¿De forma emocional o física?

—Eres un genio, no sé el porqué de la pregunta si es más que evidente debido al contexto.

—Normalmente las personas tienen cierta cantidad de neuronas que les permiten pensar debidamente, pero en tu caso—se inclinó hacia mí aún caminando, fingiendo escanearme por unos escasos segundos, de arriba a abajo—lo estoy empezando a dudar. Ya te lo dije, me aburro.—resopló, diciendo algo excelentemente indudable para él.

—¿Es necesario que me insultes?—lo observé en medio de la oscuridad que fue medianamente reducida debido a un farol que emitía un desgastado color naranjo que a duras penas lograba emanar luz alguna.

—La verdad...no, pero tampoco le veo el porqué no. No pierdo nada.—vizualicé que se encogió de hombros, con perfil despreocupado.

—¿Podemos hacer algo que no involucre el insultarme?—comuniqué un tanto harto de la situación.

Sherlock permaneció en silencio cuando terminé de hablar, agradecí internamente por el gesto ya que estaba verdaderamente cansado. El caso de hoy fue muy complejo y por ende, fui arrastrando junto a Sherlock por todos los lugares que él decía que eran pertinentes de investigar, lugares, que en muchas veces eran erróneos y causaban la frustración de mi compañero además de la urgente ambición por continuar con el caso. 

Lo observé con temor a haber dicho algo malo, cuando estuve dispuesto a volver a hablar, su voz me interrumpió.

—¿Quieres jugar a algo?—no noté ningún cambio en su voz, aún así el sentimiento de haber hecho algo mal me impulsó a asentir en silencio con un gesto mudo de cabeza.

—Juguemos a cambiar de personalidades. Infantil, lo sé, pero algo sea para pasar el rato. Tú serás yo y yo seré tú, es simple.

Quedaban aproximadamente dos cuadras para llegar a nuestra residencia y me demoré unos segundos en comprender lo que mencionó ¿es en serio? Aunque dijera que sí, estoy a todas luces cansado para un juego que se ve que va para largo y él lo sabe, de alguna u otra forma se debe de haber dado cuenta. Llevo suficiente tiempo con él como para saber que planea algo.

—Estoy cansado, estamos a punto de llegar a nuestro cálido piso y poder rendirnos al cansancio, por lo menos por mi parte, sé que por ti vas a estar un buen rato investigando cosas que a posiblemente a ninguna persona común le importaría ¿Puedes aguantar un poco? Tu aburrimiento no puede ser tal que no te puedas aguantar dos cuadras.—lo observé escéptico.

—Vamos John—contestó alargando las palabras con una mueca de cansancio—. Primero me haces daño de esa forma tan descarada, para después hacer como si nada y continuar con tu vida. No puedes hacerme esto, me dañas Jhon.

Hizo un extraño  apivamiento con sus manos, llevándolas a su pecho haciéndose el dolido por el simplemente hecho de que no querer seguir su aniñado juego.

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⏰ Última actualización: Feb 25, 2018 ⏰

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