Capítulo 57.- ERES EL AGUA

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¡No puede ser ella! Se me pasó por la cabeza que quizás no era ella, y que solo me había imaginado su voz, o vaya uno a saber que... Me incorporé sobresaltada pero no había nadie. ¿Qué está pasando? Al momento me di cuenta de lo que pasaba: me había quedado dormida y todo había sido un sueño. Miré mi móvil y efectivamente era así. Llevaba ya un buen rato tumbada en la hierba durmiendo. Pero no lo entiendo, todo parecía tan real...

Estaba empezando ya a hacer frío y decidí irme a la habitación. 

Como tenía un poco de hambre, fui primero a la cafetería del hotel a comer algo. Pedí un café y un bollo y me senté en una mesa que había al lado de una pequeña ventana. 

De repente, al girar la cara vi una silueta en la barra que me sonaba. Al principio pensé que no, no podía ser ella. Y si lo era seguro que eran imaginaciones mías, por acabar de despertarme. 

Luego vi su larga y ondulada melena marrón. Entonces me autoconvencí. Si, es ella. Tiene que ser ella. No creo que nadie en el mundo pueda tener semejante pelo. Nadie. Cogí valor (no se exactamente de donde), me levanté y caminé hacia la barra. A dos centímetros de donde estaba ella volvieron a entrarme las dudas. ¿Querrá verme? 

Hice lo posible por no pensar y seguí andando. Llegué allí y apoyé mi mano en su hombro. 

Se giró... ¿Cómo es posible que me haya vuelto a pasar esto? 

-Disculpe... pensé que era otra persona.- Supongo que no hablaría español, por que solo me asintió y sonrió. 

No es posible. No me puede haber pasado lo mismo dos veces. Seguro que es el cansancio o algo. O que me siento tan culpable por todo lo que hice, que ahora veía visiones constantemente. 

Todo esto me hacía dudar si realmente estaba en Roma en aquel momento. Luego me di cuenta de que era una estupidez, claro. 

Decidí ir a la habitación a descansar un rato, eso sería lo mejor. 

Subí los 4 pisos hasta mi pasillo correspondiente con un chico bastante... no encuentro la palabra. Siniestro tal vez. No se por que, pero me daba miedo. 

Por fin llegué al enorme pasillo que solo de ver lo enorme que era me mareaba. Seguí los cartelitos y encontré la habitación (por que ya no me acordaba donde estaba). Busqué la llave en mis bolsillos pero no estaba. Mierda, seguro que se me había quedado en la hierba. Si es que a torpe no me gana nadie... 

Genial, ahora tenía que volver a bajar. En fin... 

Iba caminando hacia el ascensor cuando vi a una niña mirando los número de las habitaciones y una tarjeta a la vez. 

-¿Puedo ayudarte?- le dije sonriente

-Pues... busco la habitación 505. Mi madre me dijo que la trajera. Estaba fuera. 

-Esa es mi habitación! Iba a ir ahora a buscarla, se me cayó antes. ¿Cuantos años tienes?

-Tengo 11. Me llamo Paula.-la niña me dio la tarjeta, un poco desconfiada

-Pues encantada Paula, y gracias por mi llave- sonreí

La niña se fue y ahora si, por fin podía entrar en la habitación. 

Entré sin fijarme realmente en nada, iba terriblemente despistada. Cuando miré hacia arriba la vi sentada en la cama. Se quedó mirándome fijamente sin decir nada. Tenía lágrimas en los ojos y el móvil en la mano. Me quedé en shock. No sabía si ahora era de verdad o era otra imaginación mía. 

THE BIGGEST CHALLENGE OF LIFE IS TO LIVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora