How you get the girl.

Prólogo.

Venga tú puedes, me digo a mí mismo. Te has preparado el discurso, lo has ensayado y ya estás aquí. Lo tienes todo bajo control, Finn. Cuento hasta tres, pongo mi dedo sobre el timbre y espero otros largos diez segundos en esa posición. Estoy temblando. No sé si del frío o de los nervios. Es probable que ambos. He venido en bici desde mi casa, lo que ha sido una malísima idea debido a la tormenta. Estoy completamente empapado. La tentación de salir corriendo cruza mi mente, pero la aparto antes de que sea demasiado tarde y pulso el timbre. Ya no hay vuelta atrás.

Pasan pocos segundos hasta que alguien abre la puerta, pero a mí me parece una eternidad. Solo espero que no sea uno de sus padres porque eso acabaría con mi plan. Pero tengo suerte y sus ojos verdes se topan con los míos. Lleva el pelo recogido en una coleta alta y el pijama puesto. Me quedo mirándola un instante y juraría que esta chica podría estar preciosa de cualquier manera.

"¿Estás mal de la cabeza?" dice con un tono que no sé descifrar y los ojos abiertos como platos. Me entran los nervios y quiero esconderme debajo de mi cama.

"Eh... hola."

Sonrío como si no pasara nada, mientras trato de recordar el discurso que he estado tres horas memorizando, pero nada tiene sentido ahora que lo pienso. Ella me mira fijamente, esperando a que diga algo.

"Mira... han sido unos seis meses larguísimos." Digo finalmente. No creo que esté respirando. "Tenía demasiado miedo de decirte lo que de verdad quiero. "

Ahora soy yo el que espera una respuesta, que no llega. Así que digo las palaras del discurso que tanto he preparado:

"Te quiero. Para lo bueno y para lo malo. Podría esperarte por y para siempre. Te rompí el corazón, pero lo puedo arreglar." Respiro. Trago. "Podría esperar por y para siempre."

Hay un gran silencio. Lo único que se oye son las gotas de lluvia cayendo sobre el porche de la casa y puede que los latidos de mi corazón. No puedo creer que haya hecho esto, pienso.

Ella mira hacia abajo, luego dentro de la casa, luego a mí y me invita a entrar, haciendo un gesto con la mano.