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Cuando el amor se queda en un corazón, echarlo es un problema.

Yoongi era de esos chicos sexys que todos querían tener, que todos matarían por ser follados por él. Así de deseable era él.
Pero así mismo, él deseaba a otra persona. Sólo a una. A Park Jimin.

Jimin siempre fue un chico inocente, pero sensual. Todas las chicas lo deseaban aún sabiendo su orientación sexual; aunque eso fuera realmente estúpido y frustrante, era real.

Jimin siempre fue una persona que no es consciente de todo el alboroto que se arma por él, ya que está desinteresado en su apariencia. Si bien, era muy metrosexual, no le importaba tener persona detrás suyo o no. Y eso, Yoongi lo amaba.

Yoongi amaba que Jimin sea cero engreído, porque ¡Vaya que tenía para presumir! Para el pelinegro, el pelirosado era, básicamente perfecto. No había nada malo en él; quizá lo único malo, era que por no darle importancia a ser irresistible, no estaba ni enterado de la existencia de Yoongi.

Bueno, en fin.

Todo comenzó aquella tarde de primavera.

Yoongi salía a pasear con su cámara; tomarle fotografías a los árboles, las flores, el cielo, los animales, todo absolutamente todo, le parecía prefecto. Cabe aclarar que Yoongi, ya acosaba a Jimin mediante cartas; cartas que Jimin ni se molestaba en leer ya que le era costumbre recibirlas.
Esa tarde, Yoongi se sentó en un parque a revisar que todo esté en orden con su cámara y al confirmarlo, sonrió. Suspiró y emprendió su paseo por el colorido parque. Su cámara se detuvo en un bello árbol que era rodeado por un pequeño cerco de madera.

Perfecto, pensó él.

Siguió con sus pasos en el bello camino de piedras, que por cierto, fotografió de inmediato. Se fijó las fotos que había logrado tomar y se sintió complacido.

Sus oídos se agudizaron al sentir la risa se alegraba sus tardes en el instituto; Jimin. Levantó la vista y lo vio en aquel campo de flores que el parque poseía, jugando con su perro; un labrador dorado con más suerte que novia de millonario. Sus ojos se iluminaron y su cámara se instaló en su silueta, detectando el momento justo en el que Jimin esbozó una bella sonrisa de diversión y alegría.

Era increíble tener al fin, una foto de Jimin sonriendo. Hizo zoom a su bello rostro en la foto y en su mente, una duda algo loca, se hizo presente...

¿Qué se sentiría besarlo?

Realmente estaba enloquecido si pensaba que Jimin cedería a cierta acción. Pero, él amaba admitir estar loco por él y ahora por sus abultados labios, que según él, sabrían a fresa; dulces muy dulces.

Se acercó un poco más, que mientras más se acortaba la distancia entre ellos, más crecía el temor que Yoongi sentía. ¿Qué le diría? ¿Cómo actuaría? Debía inventar una cuartada perfecta para que el joven de cabellos rosados pose para él.

Y se le ocurrió lo más absurdo pero lo único que podría hacer.

El pelinegro tomó valor y se acercó al gran jardín del parque. Jimin acariciaba a su perro que gustoso dejaba acariciarse la barriga. Yoongi suspiró y tocó el hombro de Jimin. El anteriormente nombrado, se volteó y una sonrisa leve se formó en sus apetitosos labios, cosa que provocó a Yoongi causándole estragos.

-Hola. -Saludó el menor algo tímido.

-Hola, um, sabes... soy Min Yoon... -Dejó abierta la frase.

¡Piensa Yoongi, piensa! ¡Un nombre! No es cosa difícil...

-Ki. Min Yoon Ki.

-Un gusto, Yoonki. -Saludó el otro algo desconfiado ya que seguía hablando con un completo desconocido-. Yo soy Park Ji Min.

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2017 ⏰

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