Cumpleaños de Atemu

Despiste

No soy dueña de Yu-Gi-Oh! Ni cualquiera de los videojuegos que se mencionan en este One-Shot.
Solo es un pequeño regalo de cumpleaños para mi pequeño faraón Atemu ^w^ 

—Vamos, mi rey —la voz suplicante de su gatita le provocó a Akefia el erizar de cada parte de su piel.

En especial al verla salir del baño únicamente envuelta en una afelpada bata de toalla de color granate -que solo le llegaba a los muslos- mientras se secaba el pelo con una secadora -con un cable bastante largo- y un cepillo redondo que le ayudaba a darle forma a los traviesos bucles en las puntas que caían por su cadera.

Akefia rodó los ojos y se llevó las manos tras la nuca, tratando de aparentar tranquilidad —recuérdame ¿por qué debo hacerlo? —dijo con cansancio, acomodado perezosamente contra unos almohadones en la gran cama que compartía con ella, con toda la pinta de recién levantado.

Dany pasó la secadora por su flequillo para que su pelo terminara de secarse y lo acomodó con la mano libre, luego de dejar el cepillo sobre el tocador —porque es el cumpleaños de tú cuñado —explicó, haciendo, lo que su novio denominaba, como un tierno pucherito.

Akefia solo bufó, indicando que ese no era argumento suficiente.

Dany apagó la secadora y se mordió el labio inferior mientras se acercaba a la cama —porrrr favor, mi rey —ronroneó para él, dejando salir sus orejas y cola de gato, esta última se meneó, abultando el borde de la toalla.

Akefia se estremeció —Hmm...

—Hazlo por mí, entonces —la azabache apoyó sus manos y una rodilla en la cama para poder gatear hasta su pareja, el nudo en la cintura de su bata no evitó que el escote se aflojara y dejara más de sus pechos a la vista, para deleite de los vívidos ojos lilas —esto es importante para mí —la cola negra se arrastró, coqueta, por la pierna izquierda del moreno y subió lentamente mientras las manos de la chica avanzaban a lado y lado del cuerpo masculino, aparentemente paralizado —es el cumpleaños de mi hermano favorito.

—A-Atemu es... t-tú único he-hermano —logró decir entre la bruma que cubría su pensamiento racional. La cola felina había llegado el límite de su muslo y lo soltó para rodear ahora la cintura del moreno.

—Razón de más, mi rey —la princesa se acurrucó contra el cuerpo masculino, poniendo ambas manos sobre los pectorales de su novio —me ayudarás ¿verdad? —volvió a ronronear, frotando su cabeza bajo el cuello de Akefia.

—Eres una maldita seductora, mi princesa —se quejó el aludido, agarrando las caderas femeninas con ambas manos para presionarla más contra su cuerpo, la tela estaba fresca y algo húmeda, igual que le piel trigueña de su amante.

—Solo contigo —le susurró con coquetería —dime que sí, mi rey.

Akefia suspiró —debo amarte demasiado —murmuró —de acuerdo, te ayudaré con tu pequeño jueguecito —se rindió al final.

— ¡Meowww~! ¡Gracias mi amor! —la azabache pegó pequeños saltitos de entusiasmo y levantó la cabeza para darle cortos besitos a los labios ajenos —te amo —pico —te amo —otro pico —gracias —otro más.

—Te va a costar más que eso, preciosa —advirtió el moreno, tomando sus labios en un beso más salvaje y pasional, mordisqueando suavemente los carnosos labios de su chica para poder colar su lengua dentro de la dulce boca —mucho más que eso —sonrió maliciosamente cuando sus manos subieron de las caderas para ahuecar ambos pechos, lo que generó un profundo jadeo de gusto en la chica.