menos que te dejes caer... ".
Es verdad, yo ya estoy cayendo. Pero no puedo volar; mis alas están atadas y la cuerda me está lastimando mucho, hasta tal punto que yo, no soy lo único que cae, las gotas rojas de mi sangre, también lo hacen.
Al principio solo era la cuerda la que me molestaba. Pero, a medida que iba descendiendo más, ésta fue cortándome de a poco sitios de mis blancas alas; y hasta el momento, el dolor es casi insoportable.
Sé que yo fui la que decidió caer con la cuerda enrollada alrededor de mi cuerpo. Y también sé que es mi culpa y solo mía, que mis heridas sigan apareciendo y la sangre continúe deslizándose sobre mi cuerpo, tiñéndolo todo de rojo; pero luego pienso: si no fuera de esta manera, el sufrimiento dentro de mi corazón (o de lo que queda de él), me superaría y es posible que no pueda extender mis alas en ningún momento y así, sabría que lo que me espera en un futuro, es el frío y oscuro suelo del olvido.
Por otro lado, mirando a mí alrededor, puedo ver que hay otros pájaros cayendo conmigo... Pero hasta donde puedo ver, yo soy la única con la cuerda. El único pájaro rojo.
Muchos de ellos ya abrieron sus alas y están empezando a volar; otros necesitan un poco de ayuda, y al cabo de un tiempo, también lo logran. Todos tienen unas hermosas y brillantes alas blancas como la nieve. A diferencia de estos, hay otros deciden que no pueden lograrlo y, aunque finalmente despliegan sus alas, éstas cambian de color a uno más oscuro, el negro, el color de la derrota. Por último, estoy yo: un ave rojo.
Sigo cayendo y tengo miedo de seguir así eternamente, así que cierro mis ojos y espero a que esto termine de una vez. De repente, siento una presencia a mi lado; abro un poco mis ojos y volteo hacia mi izquierda... Me encuentro sorprendentemente con un reflejo. Es como si por alguna razón hubiera aparecido un espejo de la nada y yo me estuviera viendo en él. Las plumas se me erizan al darme cuenta de que no es un reflejo, por fin me encuentro a otro igual a mi, otro pájaro rojo. Su cabeza se encuentra escondida entre sus plumas y permanece así con sus ojos fuertemente cerrados. Continúo con la vista fija en ese ser, sin poder creer que esté sufriendo lo mismo que yo.
Increíblemente, como si fuera obra de un milagro, levanta su cabeza y abre sus hermosos ojos azules; la cuerda que lo envuelve desaparece y comienza a desplegar sus alas... De a poco, éstas van perdiendo su color, y, a pesar de que su cuerpo quede con algunas cicatrices rojas, tengo que entrecerrar mis ojos para cubrirme del destello blanco que emana de sus alas ahora blancas. Mantengo mi mirada en su vuelo, en las increíbles piruetas que logra con solo un movimiento de esas alas que en su momento fueron lastimadas, y en la felicidad que se refleja en su mirada. Luego lo veo alejarse, mientras pienso que podría ser representado como un luchador...
Estoy pensando en volver a cerrar mis ojos y esperar a que el destino me derrote, cuando me doy cuenta de que si mi compañero rojo no se había dado por vencido luchando y logró hacer desaparecer aquella cuerda, yo también puedo lograrlo. Al fin y al cabo, si un luchador se representa con el color rojo, yo también debo serlo. Y tengo la certeza de que voy a lograr superar esto.Va a ser duro, eso lo sé, pero no me puedo dar por vencida. No ahora.
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Alas Rojas
RandomNo es una novela ni un FanFic... Solo es una reflexión metafórica. Espero que les guste Todos los derechos reservados. No copiar o publicar en otros medios sin la autorización de la autora (yo).