Jungkook

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El pequeño castaño volvió a pasar sus ojos por los platos sucios, haciendo una mueca.

— Y hasta que no lo termines no podrás jugar a los videojuegos — le había dicho Jin-Hyung hace 5 minutos.

Resignado, comenzó a limpiar uno a uno los platos. Al poner el jabón, un olor nauseabundo atacó sus fosas nasales y casi cae hacia atrás.

— ¿Qué mierda de jabón es este? — susurró, no muy sorprendido. Posiblemente Jin-Hyung había comprado el más barato que vió.

Pasó media hora, cuando Jungkook había conseguido terminar con su tarea y había corrido escaleras arriba en dirección a su habitación. Lo que no se esperaba era ver a Jimin y Suga jugando con su consola.

— ¿Qué hacéis con mi consola? — preguntó notablemente molesto.

— Jugar —rodó los ojos a tal obviedad—, ¿tú no deberías estar por ahí haciendo algo?

El castaño se sintió ofendido.  ¿Acaso creía que era un maldito esclavo? Decidió no responder a Suga y salió de su cuarto buscando su celular.

Los hyungs iban a obtener su merecido.




Rebelión  de MaknaesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora