Eros

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En un momento de incertidumbre, Eros, dios del amor, me habló de ti. Me dijo todos los planes que tenia para ti. Yo, al principio, me negué a escucharlo, temía estar invadiendo tu privacidad, pero Eros parecía desesperado, así que decidí darle una oportunidad. Me habló sobre lo mucho que te habías negado a luchar, que por miedo a traicionarme buscabas cualquier excusa para evadir a las doncellas que Afrodita te había enviado. Que estabas perdido en tu propio mundo, sin ningún interés por volver a la tierra que todos compartimos. Me contó que Afrodita lo había enviado, cansada de verte evadir sus órdenes celestiales, para que averiguara lo que estaba pasando. Me explicó que eres uno de los pocos hombres que ha conseguido resistirse ante una orden de la diosa, y que por alguna razón, ella te había escogido para ser parte de sus juegos. Tú no caíste en ninguno de ellos. Eros también me habló sobre el tiempo en el que te estuvo observando. Lo que vio y aprendió de ti. Me habló sobre tus gustos y disgustos, sobre tus acciones, las cosas que decías y las que no. Sobre como admirabas el atardecer y como luego de tantos siglos, le empezó a parecer hermoso otra vez ese naranja difuminado que cada día pintaba el cielo anunciando la llegada de la noche. Me contó como sin saberlo, le enseñaste a amar el resplandor de la luna y la belleza de las estrellas. Sobre como le recordaste lo que era sentir la lluvia. Hasta que llegó el momento en el que permaneció en silencio por un rato, y con ojos vidriosos, Eros, el dios del amor, me confesó que por primera vez en su vida, se había enamorado. También me dijo que era su culpa. Que sin darse cuenta había interferido en nuestro destino. Me explicó que de no ser por los juegos de una diosa y su incapacidad de mantenerse al margen, tú y yo estaríamos juntos. Que eso era lo que estaba escrito. Ese era nuestro destino. Me dijo que eso había cambiado. Que por su culpa, tú eras un poco diferente, pero que aun así seguías siendo el mismo hombre. Me dijo que esa fue la razón por la que te alejaste de mi lado. Por la que te alejaste de todo el mundo, incluso de él. También me dijo lo mucho que aún te ama. Así que quiero que sepas que gracias a él, ahora lo entiendo. Ahora entiendo ese día, en el que me suplicaste que te perdonara, en el que te disculpaste por ser quien eras. En el que dijiste no poder amarme. Ahora lo entiendo. Solo debes saber, que no tiene nada de malo que lo ames a él.

Nota de la autora: En algunas culturas Afrodita, diosa de la lujuria, la belleza, la sexualidad y la reproducción, es considerada la diosa del amor del hombre hacia la mujer. En estas culturas, Eros es el responsable del amor en general. Cuando empecé a escribir este relato hace algunos meses, no tenía en mente nada en específico, solo sentí la necesidad de escribir y lo hice, no estaba segura de publicarlo pero cuando me di cuenta de que era algo un poco diferente a todo lo que he leído sobre el dios griego hasta el momento, quise hacerlo. Espero que les haya gustado, si es así, dejen su voto. Me gustaría saber sus opiniones así que por favor dejen un comentario, acepto críticas, insultos y efectivo. No se aceptan cheques ni tarjetas de crédito. Gracias por leer.

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