Prólogo:
sangre fresca
Bajo el manto nocturno de un parque con juegos infantiles, dos figuras larguiruchas y tambaleantes se dejaban caer sobre uno de los tantos bancos. La madera crujió junto a un breve coro de suspiros, la mayoría provenientes del menos dotado a simple vista.—Sí que eres pesado... cara de mono.
—Al menos los tipos raros no me confunden con una nena, culo roto..., huhuhu.
Ambos sujetos ríeron con simpleza irritante, estirando sus cuellos hacia atrás para ser recargados en el respaldo y sus rostros bañarse de la tenue luz de los faroles a sus laterales. En definitiva, estaba siendo una noche larga, y nada garantizaba que estuviera cerca de concluir. El primero buscó entre las manos de su compañero algún indicio de alcohol, pero este parecía haber sido perdido en el aterrizaje a la acera. Se despreocupó al instante, vigilando de reojo cómo el contrario sacaba una cajetilla Camel de su bolsillo con la paciencia de un jubilado.
—Oh, dame eso —protestó el rubio a su lado, sólo para encenderle el cigarrillo unos instantes después, y quedarse jugando con la llama del encendedor—. Creí que odiabas esa marca.
—Sí, pero parece que al idiota que nos echó no. —La lengua pastosa lo hacía ver aún más deplorable; dio una corta pitada al cigarro y agregó—. Se los robé al marica.
Un nuevo oleaje de risas irrumpió la tranquilidad del parque, al tiempo que el bullicio de la cantina más próxima llegaba a los oídos de ambos como un dulce cantar de sirena. A duras penas había logrado el más delgado llevar hasta allí a su amigo busca pleitos, y estaba claro que por sus cuentas no se moverían hacia otra horda de locos. No por el momento.
Los ojos celestes de Beavis relampagueaban a cada llama que encendía, quedándose embobado el par de segundos que tardaba en entusiasmarse por encenderlo una vez más. Le calmaba el sonido de fricción que hacía la rueda. En cambio, la cabeza de Butthead daba vueltas y el hecho de haber "encontrado" unos cigarrillos tan suaves para su gusto le molestaba, no le generaba nada agradable. Lo dejó encendido para fanfarronear, estirando su brazo por el respaldo del banco, curiosamente descansando la mano cerca de su amigo.
Cuando el contrario se aburrió por fin y levantó su vista, se percató de aquel detalle. Dio una breve risa, correspondiendo la mirada que por coincidencia o acaso algo más Butthead le estaba dando.
—Hehe, te rompiste la cara contra el asfalto.
Esperaba alguna respuesta de su parte, pero esta no llegó. Guardó el encendedor mientras que hablaba por lo bajo.
—Bueno, ya me aburrí, vamos a casa.
Le daban mala espina los silencios etílicos de su amigo, mucha mala espina. Mas al segundo volvía a dar una sonrisita confiada, casi como si se encontrara tan embobado como lo estaba el otro en aquel mismo instante. No le duró mucho esta vez, pues los ojitos semi rasgados de su par parecían querer devorarlo, y eso no solía ser algo divertido para Beavis.
Su corazón ansioso dio un vuelco al sentir una mano que no era suya posarse en su rodilla.
—Voy a azotarte el culo.
La frase revoloteó por la cabeza de su interlocutor más tiempo de lo que quisiera, dada su espontaneidad y simpleza. Pronto cayó en la situación, una vez cada cierto tiempo se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor; desvió la vista avergonzado, acaso más de lo que ya estaba por la invasión repentina a su espacio, y atinó a reírse bajito mientras hacía tiempo. Tragó saliva con inquietud cuando aquella mano se deslizó diligentemente a su muslo.
—Heh, estás ebrio, otra vez. ¿No? —En la última palabra volvió a mirarlo, buscando en su rostro más que marcas de la escena anterior y sesgos del exceso de alcohol.
En su lugar encontró una curvatura pícara que se sumaba a lo anterior, algo alejado de lo que podría estar esperando. —Sí. Huhu... ¿Algún problema?
Un hilillo de sangre se abría paso por su rostro desde el comienzo del fin de esa noche de viernes. Nacía en su nariz, probablemente el tabique, y se deslizaba hasta su mentón, pasando por los labios que irremediablemente habían besado el polvillo de Highland en contadas ocasiones. Nada tenía que ver aquel momento con el anterior, y sin embargo Beavis se perdía en aquel rojo carmesí de la manera en que se perdió en esa frase con poco tono habitual.
Con la poca conciencia que le quedaba, su compañero perdía la paciencia. Llenaron aquel hueco con unas miradas fugaces y alguna que otra risilla, pero no era suficiente. La colilla del cigarrillo olvidado fue soltada y con una nueva mano libre Butthead asía de la nuca a su incompetente cuidador nocturno. En una fracción de segundo sus narices chocaron, arrancando un leve gruñido, y sus alientos se entremezclaron con la brisa fría.
La sangre fundió un beso que calló por fin las inquietudes de ambos muchachos, rojos por el vértigo y lo ingerido en el pub; no volverían a ser los mismos tras probar de la esencia ajena.
ESTÁS LEYENDO
❝Hellhole❞ »CANCELADO«
FanfictionPorque su vida era una miseria y nunca se libraría del Destino; porque la cerveza le quemaba las entrañas y el tabaco ensuciaba sus dientes; porque su cabeza emitía un zumbido extraño y su corazón no dejaría de palpitar por más que lo desease. Jurab...