XIV

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El despertador sonó sobre mi mesa de noche y no pude evitar la tentación de lanzar un cojín contra él, el pequeño reloj calló de la mesa e hizo un ruido sordo al golpear contra la alfombra, la almohada se llevo por delante la lampara, el porta-lápices y el teléfono; lo cual causó bastante ruido al esparcirse por el suelo. Bufé y me senté en la cama, encorvada mientras observaba profundamente el desastre que ocupaba el piso y el tapete de la habitación.

- Buenos días, Pepper - miré con desinterés a Kat y empujé lentamente las cobijas a la parte de abajo de la cama, tomándome mi tiempo mientras sentía el frío pegarse a mis piernas y torso, luego, como quien no quiere la cosa, me giré y metí ambos pies entre la felpa de las pantuflas que descansaban en su lugar.

- Buenos días, Kat - dije con la voz rasposa, me puse en pie estirando mis piernas y bostezando y me dirigí, contando cada paso, hasta donde estaba mi celular, verifiqué que el vidrio de la pantalla siguiera intacto y luego leí la hora en ella, solté una especie de gruñido al comprobar que no disponía de más tiempo para dormir y me dirigí al baño, con mi kawami siguiéndome de cerca. Al entrar en el cuarto de baño me quedé observándome en el espejo, mi cabello parecía un nido de aves y mi cara lucía grasosa. Me comencé a desvestir y luego me acomodé bajo el agua que caía en la ducha, cerré los ojos mientras me arrepentía por haber pasado hasta tarde hablando con Kat acerca de toda esta locura. No podía dormitar bajo la cascada, así que me apuré para aplicar el jabón, el champoo y el acondicionador.

Al salir me envolví en una toalla mullida y tibia y abrí el armarito en el que guardaba todas mis cosas de baño, me apliqué una buena capa de crema humectante por toda la piel, luego me ecargué del resto y me dediqué otra mirada al espejo, definitivamente necesitaría usar bastante corrector para quitar esa cara de zombie.

Al salir del baño me quedé de pie observando el desastre que había hecho, así que suspiré y lo levanté con lentitud y cuidando de que nada se hubiera roto, luego revisé mi teléfono y encontré varios mensajes. Una de mis amigas más cercanas en el medio del modelaje me había escrito desde España, una amiga de la anterior escuela me dejó un mensaje desde Australia y, finalmente, Adrien me acababa de escribir, diciéndome que no tardaría en estar en la puerta de mi casa y que no me demorara mucho.

-Ay no puede ser - murmuré a Kat mientras tiraba las cobijas de la cama al suelo y me dirigía al closet, me tomé un rato tratando de decidir que usar y, finalmente me decidí por unos jeans holgados y rotos, una camiseta negra ligera y una camisa a cuadros rojos que acomodé a modo de abrigo, luego me senté mientras decidía que zapatos usaría, así que al final me coloqué unos tennis negros sencillos y me puse en pie. Otro mensaje de Adrien entró a mi celular, diciéndome que estaban a la vuelta.

- Eso no suena bien - comentó el águila que flotaba a mi lado.

- Ya lo sé - tendí la cama lo más rápido que pude y corrí al baño, entonces entró una llamada de Adrien a mi celular y la contesté mientras lidiaba para destapar el corrector para poder maquillarme.

- Hola, Pepper, ¿Ya estás lista? - me mordí el labio y me di por vencida con el pequeño tubo de corrector liquido.

- Aún no, déjame desayunar algo y ya salgo - empaqué el utensilio en mi bolsa de cosméticos y la metí entre mi maleta, bajé corriendo y me estrellé contra Isaac al saltar el último escalón.

- Buenos días - traté de emparejar un poco mi cabello y le sonreí a mi "padre" - ¿Cómo estás?

- Muy bien, Adrien ya está aquí y voy tarde ¿Hablamos luego? - Isaac se rió de buena gana y comenzó a subir las escaleras.

- No hay problema alguno - entré corriendo a la cocina, dónde Benjamín tomaba desayuno tranquilamente y Jackie tarareaba una canción mientras mordisqueaba una galleta integral.

- Buenos días - abrí la nevera sin siquiera fijarme en las caras asombradas de mi "familia"

- Buenos días, linda, ¿Quieres que te prepare algo? - negué mientras sacaba una avena envasada, un durazno extremadamente grande y unas cuantas uvas - Supongo que ya te están esperado y por eso el afán.

- Sí, lo lamento - Le dí un rápido abrazo a Jackie - Algún día podré desayunar en paz - seguí en la misma carrera y, en el camino, robé una tostada del plato de Benjamín.

- ¡Oye! - me reí ante la expresión del chico.

- ¡Gracias! - grité mientras cerraba la puerta con el pie, comí una de las uvas y las otras las deslicé en en mi mochila - Sin desastres Kat - escuché su respuesta afirmativa y cerré el bolso.

La limusina negra esperaba aparcada frente a la casa y el conductor se bajó para poder abrirme la puerta de atrás, dónde Adrien esperaba con un libro entre las manos.

- Hola, lamento la presión - dijo levantando la cara de las páginas - solo es que a mi padre no le gusta que llegue tarde - sonreí y me acomodé.

- No hay problema - le eché una ojeada al titulo en sus manos - No sabía que te gustara leer - el cerró el libro.

- Y yo no sabía que ayer hubo fiesta - torcí los ojos y saqué el pequeño bolso de mi maleta.

- ¿A qué te refieres? - Indagué mientras sacaba el espejo y el corrector.

- A que no parece que hayas dormido mucho - volví a forcejear con la diminuta tapa del tubo y lo miré torciendo mis ojos - solo decía - lo imité exagerando los gestos y traté de hacer saltar el tapón con los dientes.

- Solo me quedé hasta tarde hablando con una amiga - el tendió su mano e hizo señas de que le entregara el tubo de aluminio que me estaba haciendo saltar la chispa.

- Creo que alguien necesita ayuda con su maquillaje... y con su cara - no tardó en entregarme el producto sin la tapa y yo le sonreí.

- Gracias - me maquillé lo más rápido, esforzándome por cubrir cada pequeña señal de mi mala noche, pero tratando de mantener la cosa lo más sencilla posible.

Al acabar empaqué todo y noté como la mirada verde de mi compañero no se alejaba de mi cara.

- ¿Qué? ¿Algo quedó mal? - él se apresuró a negar.

- Solo que pensé que no sabías maquillarte, ya sabes, por lo que siempre tienes un equipo para arreglarte - reí y destapé la avena.

- No, no siempre tengo gente que haga todo por mí - entonces nos detuvimos y el chofer nos abrió la puerta.

- Ya llegamos - nos bajamos, le dimos las gracias y entramos en la escuela discutiendo sobre el asunto de tener equipos que nos vestían, maquillaban y arreglaban para que siempre salieramos bien ante la cámara. 

Eagle (Ladybug fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora