Camelia: Una flor que florece cuando nadie la ve, una flor sin aroma, sin esencia que muere de forma cruel, una flor que no sirve absolutamente para nada, pero la verdad es que es una flor tan hermosa que no necesita aroma para enamorar.
• TodoDeku...
La tarde dió paso al ocaso y así, llegó la noche. El cielo negro resaltaba con aquellas lentejuelas que eran las estrellas y la gran luna plateada se dejaba ver en todo su esplendor. Por su parte el peliverde no hacía más que estar tumbado en el sillón, se sentía adolorido y luego que el rubio cenizo abandonase su hogar se dedicó a limpiar, ordenar y más tarde a tomar una ducha, más que sentirse sucio se sentía humillado. Rodó los ojos hacia el suelo y allí, justo al lado de la mesita de centro estaba en el suelo aquel sobre que contenía el dinero de su paga, como maestro claro, lastima no era por eso que había ganado aquella tarde el dinero.
Apretó los labios y finalmente soltando un suspiro tomó el sobre, poniéndose el abrigo salió de su apartamento, necesitaba comprar algo de comida. Andando llegó hasta el centro en el cual había una tienda conveniente, se adentró y comenzó su pequeña aventura en busca de algo rápido para comer.
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El gato ronroneaba tranquilo en las piernas del joven de cabellos bicolor, parecía una noche agradable y por lo demás, algo fría. De a poco el clima daba señales de la bienvenida al invierno, la gente transitaba por la calle de manera calmada, las luces de los restaurantes y tiendas daban ese toque de vida a los alrededores y en frente, Shouto no apartaba mirada de aquel restaurante familiar, se podría decir que incluso miraba a las familias reír y comer de manera nostálgica.
De un momento a otro el minino comenzó a despertar y lo primero que vió fue la cara de su ahora dueño, este le sonrió y le comenzó a acariciar.
-¿Dormiste bien?
Murmuró el muchacho apoyando de a poco la cabeza en el poste con la mirada adormilada, se sentía algo débil y por lo demás hambriento, los pastelillos de la mañana no fueron suficientes para saciar su hambre al menos tan solo para controlarla, el gato maulló y acto seguido olfateó el aire maullando aún más alto, en los alrededores podía sentirse el delicioso aroma de la carne salteada y papas fritas de los puestos ambulantes unos metros más adelante, el de ojos bicolor cerró los ojos y en su mente volvió a repasar al pecoso tratando de olvidarse de los agradables aromas para hundirse en aquella imagen.
-Lindos ojos
Se murmuró hasta que de alguna manera reconoció una voz a lo lejos.
-"¡Gracias vuelva pronto!"
-S-si, gracias
La voz temerosa del peliverde resonó en sus oídos como suave música, le sacaba de sus pensamientos y al verle no evitó querer ir hasta él y así lo hizo, se levantó de su lugar y comenzó a seguirle. Sus pies descalzos eran como los del gato, silenciosos, no sería detectado mientras que el felino animado corría tras él maullándose de a veces, como un llamado a que le esperase por ir tan rápido. Por su parte Midoriya revisaba lo que había comprado verificando que no haya olvidado nada, entre eso seguía su camino hacia su apartamento sin percatarse de su alrededor.
