¿Por qué...?

Día 4: Songfic.

Song: Ricochet-Starset.

- ¿Por qué…? -vio el cuerpo del castaño con la mitad del cuerpo en el agua y la otra en la tierra. Recargó la cabeza del castaño sus piernas, comenzando a arreglar su cabello empapado. -Su cabello es un desastre Dazai-san. -bromeó en un intento por contener la tormenta que amenazaba con desatarse en sus ojos.

-Atsushi-kun, sabías que esto pasaría algún día. -le recordó el rubio de gafas.

-Lo sé… -murmuró con un nudo en la garganta. -Es solo que… Que… -sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz se quebró. -Creí que podría… Hacerlo cambiar… -sollozó.

Gotas se deslizaron por el rostro del contrario, Nakajima se abrazó al cuerpo del otro en un intento por aferrar su alma a la suya. Sus compañeros lo observaban con pesar, Atsushi siempre fue el único con esperanza de salvar a Osamu de sus mismos deseos. Dio todo de sí para que se quedara a su lado, por un momento creyó que había logrado su cometido, pero no fue así.

-Eres un idiota… -sollozó aferrándose aún más al otro.

-Atsushi-kun, será mejor que nos vayamos. -habló Kunikida.

- ¡No! -chilló el albino empujando al rubio. - ¡Dazai-san no puede estar muerto! -, el poder de Jinko fue liberado. El tigre albino protegía el cuerpo del castaño.

- ¡Atsushi-kun! -regañó Yosano al tigre que respondió con un imponente rugido.

-Pero que ruidosos. -se quejó una voz familiar. Todos los presentes quedaron en shock. El tigre miró a quien creía muerto, y saltó hacia él. Al primer rose Atsushi volvió a la normalidad, rodeando al castaño con sus brazos.

-Dazai-san, no lo haga de nuevo. -pidió con voz suplicante.

-Sólo tomaba una siesta a orillas del río. -se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.

-Dazai… -el rubio ardía de furia. - ¡Tu maldito desperdicio de vendajes! -se quejó el rubio tomando al castaño del cuello y apretándolo. - ¡Yo mismo te mandaré a la tumba! -advirtió ante su ridícula broma.

- ¡Kunikida-san! ¡Espere! -pidió el albino en un intento por liberar a Osamu del agarre del rubio.