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JongIn evitaba los problemas a toda costa. Le gustaba su tranquila y relajada vida. Trabajo perfecto, pasatiempo que adoraba, y sobre todo la tranquilidad de una cálida tarde en su departamento junto a sus perros.

Lo más abrupto que había pasado en su vida, era SeHun.
Y fue imposible que no le llamara la atención.
JongIn se había cuestionado miles de  veces si fue la mejor decisión contestarle "no, siéntate" a ese "¿está ocupado este asiento?".
En el fondo sabía que no fue la decisión más sabia. Pero ¿qué iba a saber él en ese entonces?

SeHun era una fría brisa de la que huiría sin dudarlo. Pero al mismo tiempo y de una forma poco convencional, era una estrella que brillaba con tanta intensidad que parecía irreal.

Todo respecto a él, lucía tan irreal.

Su forma de hablar tan particular. Sus chispeantes y a veces apagados ojos pequeños. Su forma de hablar con tanta frialdad del futuro y de la muerte. Y las cosas tontas y sin sentido que lo hacían reír tanto.

SeHun era la razón por la que no iba a casa directamente y se quedaba merodeando las calles para encontrárselo. Era esa brillante distracción que seguía ciegamente incluso si sus ideales no estaban de acuerdo.

SeHun era la razón por la cual dejaba la oficina temprano y la razón por la cual se desvelaba intentando sacarlo de su cabeza.

SeHun sabía como quitarle sus preocupaciones con una sola palabra. Aunque no hablaran seguido de eso porque para SeHun, lo que pasará con JongIn fuera de la relación, lo tenía sin cuidado, claro que fingía muy bien.

Y JongIn era tan crédulo. Y estúpido. Porque sabía que el brillo de SeHun era falso y aún así, él lo seguía tratando como el tesoro más valioso que hubiera podido encontrar.

JongIn encontraba extraños los pocos cumplidos que SeHun le decía a veces. "No sé que haría sin ti", "eres lo poco de cordura que queda en mi vida", "te necesito, JongIn"

Y JongIn aceptaba gustoso cada una de esas frases, aunque sabía que tenían un alto porcentaje de falsedad. Porque SeHun sí que sabía qué hacer sin JongIn. Lo había demostrado infinidad de veces.

En lo de la cordura tal vez estaba de acuerdo. La poca cordura que tenía SeHun, se la había robado a él.

Y por último, ese "te necesito". Tal vez no era la mejor forma de explicar la extraña y voluble necesidad de SeHun.

Y tristemente, JongIn descubrió por qué se sentía tan mal cada vez que oía a SeHun decir eso.

JongIn tenía una sobrina pequeña que solía obligarlo a jugar los fines de semana con ella.
Y tal vez era ridícula toda esa comparación, pero JongIn se sentía como un accesorio de muñeca Barbie.

Si Barbie necesitaba un abrigo caro para una fiesta, lo tendría.
Y cuando estuviera sofocada, lo arrojaría lejos sin importarle que alguien más pudiera tomarlo.

De esa forma podía explicar la necesidad de SeHun hacia él: Momentánea, caprichosa y extremadamente voluble.

Y JongIn dejaba que SeHun lo usara, que lo usara de las mil maneras en que lo necesitara. Porque JongIn sería el accesorio que SeHun necesitara para la ocasión.

Era una lástima que SeHun no tuviera en cuenta eso.

Tal vez era sin intención, esas sonrisas coquetas salían sin querer. Esa aura oscura y brillante, tan atrayente en esa personalidad tan despreocupada. JongIn sabía que SeHun tenía ese efecto en todos. Y SeHun... Definitivamente lo sabía también. 

JongIn reconocía su imprudencia, pero no se arrepentía. ¿Cómo arrepentirse de todas las sonrisas y buenos momentos?

Estaba enamorado, después de todo. Perdido en la belleza del chico encantador y falso que le impedía ver más allá de él.
Que le robaba sus pensamientos como un astuto ladrón amable que pretendió interesarse en él primero, para que luego fuera él mismo quién entregara todo por su cuenta. Que le susurraba al oído palabras exquisitas mientras lo tomaba una y otra vez, disfrutando de su piel y su embriagadora esencia. Que lo hacía sentir único, aunque no fuera cierto.

Esperaba que SeHun pudiera devolverle todo lo que había tomado de él, porque en el fondo, sabía que SeHun era sólo un instante de emoción.

Su amor no era real, no lo sentía real. Porque no podía esperar nada real de ese chico engatusador y caprichoso del que estaba perdidamente enamorado.

Al final de cuentas, JongIn era un tonto que se había dejado utilizar desde la primera vez que su destino coincidió.

Y SeHun, era esa piedra excesivamente brillante y atrayente para cualquiera que se conformara sólo con eso, con el oro de los tontos.


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¡Hola! Si llegaron hasta aquí, muchísimas gracias por leer y espero que les haya gustado, aunque sea un poco triste. 
Este pequeño one shot, salió inspirado en la canción: fool's gold y es para  ssetvrn, quién literalmente debe navegar en el inframundo para encontrar fics Kaihun/Sekai. En serio, muchas gracias, por todo 💞.

Oro de los tontosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora