ONE SHOT

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Se miraron fijamente.

Una batalla de miradas que ni ellos entendían el porqué de esta.

El mayor de los dos estaba ensimismado con la mirada del joven frente a él. Rojo, rojo intenso, parecido al fuego mismo, a un sol que podría derretirte. Pero su tez, su cabello y su actitud lo hacían ver como un sol negro, un eclipse con destellos de llamas y ligeros tonos lila. Tan impresionante y raro.

Pero al parecer no era el único.

El más joven estaba tan perplejo con la vista que tenía del mayor. Ojos igual al color de un sol en pleno medio día, en su punto más alto. Esa tez bronceada que le daba a pensar que sus propias llamas le quemaban, pero de una forma tan sutil que hasta se le hacía cálida. El cabello lila, tanto como los colores en en las nubes de un bello atardecer. Un cuerpo parecido al de un dios en persona, y no era para menos, era el hombre que había surgido como un milagro.

El sol contra la luna que pocas veces lograba opacarle. Miradas chocando en una batalla ligera.

—Rey Sinbad, perdone la insolencia de nuestro Magi, no pretendíamos que este empezara una discusión con su visir — Dijo un peli rojo con pecas

—Oh, no. Perdóneme usted a mí por el hecho de que mi visir le siguiera la corriente —Dijo con formalidad — Aunque si no les molesta, me gustaría saber el porqué de su inesperada visita, joven Koumei — Dijo esta vez haciendo un ademán a los guardias para que abrieran las grandes puertas del palacio — Por favor, permítanme invitarles a entrar —

—Claro, dentro podré decirle la razón de la visita, su majestad — haciendo reverencia

Los tres hombres junto al adolescente de tez blanquecina entraron al palacio, cerrándose tras ellos las grandes puertas de este.

Al estar todos dentro de la oficina del rey, se sentaron en unos asientos frente al escritorio del monarca.

— Ahora sí, quisiera saber la razón de su visita — Dijo Sinbad mirando a uno de los jóvenes

—Rey... Quisiéramos pedirle el favor de cuidar y entrenar a nuestro magi —

Sinbad miró confundido al joven. Porque pedirían tal cosas si existe una escuela muy grande para magos. Bien podrían enviar al joven a Magnostadt y ahí tendría una gran educación mágica.

—Y cuál es la razón? No pueden enviarlo a Magnostadt? —Dijo el monarca

—Hay muy poca seguridad y este pequeño ya nos ha traído varios problemas— Miró al menor el cual miró hacía otro lado con una expresión molesta— Además, nuestro padre no tiene una buena relación con el director de esa academia. Y supimos que usted tiene un magi y una maga muy buena, quizá eso le ayude a socializar... solo serían tres meses mientras terminan las disputas—

El principe estaba un poco nervioso ya que no sabía que contestaría el rey. Mientras, el Magi rogaba por quedarse ahí, claro, internamente. Sería una vergüenza que alguien supiera sus pensamientos.

—Supongo qué... si son solo algunos meses no está mal, no? — Sonrío para el chico

—Gracias, su majestad —

Luego de tener unas cuantas conversaciones más, el joven Koumei salió de la oficina siendo acompañado por el visir del rey.

—Bueno, Judar. De ahora en adelante este será tu hogar. Bienvenido — Sonrío — Permíteme guiarte a tus aposentos para que puedas acomodar tus cosas —

—Hmp... vale —

Los dos salieron de la habitación mientras el rey iba un poco atrás dándose cuenta de que el chico tenía un trasero envidiable. Lastima que posiblemente fuera menor.

•Seduce the King• {SinJu-Magi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora