Prologo

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Oregon, Estados Unidos.
Domingo 16 de junio 2006; Cerca de las seis de la mañana.

Sólo unos tramos más, por favor piernas sólo un tramo más y todo acabará. Puede que él me quitará mi libertad pero no impedirá morir bajo mi tierra, mi hogar nacimiento y por supuesto bajo testigos.

A él no le agradan los escándalo.

corre, vamos corre.

El sonido de un relámpago resuena con potencia mientras rezo porque no llueva; de por si, el barro esta muy empatando como para sumarle otra capa de barro. Los pulmones me lastiman, las piernas me arden ¿cuando acabará?,  de seguro él ya sabe que me fuge.

solo Dios sabe que acabaré muerta.

Tomó otro bocado de aire y camino con más fuerza, el sonido de otro relámpago hace que mis oídos se vuelvan agudos pero no me detengo. Esta oscuro pero no lo suficiente para perderme, pronto se volverá claro y así sabre donde esta ubicado el camino que conduce al parque de niños.

Solo necesito encontrar la rama rota de un tronco viejo y ramas desnuda. Es el único árbol desnudo y infertil del lugar.

Poco tiempo después halló la maldita rama.

¡Por fin, por fin, por fin saldre viva de este condenado bosque de la muerte!

Casi logró pasar delante de la rama rota que va directo a la salida del bosque cuando escucho el desgarrador rugido de un animal o más bien de él.
Sin perder el ritmo corró con toda la fuerza del mundo hasta que logró pasar por el sendero, luego cruzar a mano izquierda y ¡Dios míos!.

Una niña.

Una niña de unos cuantos seis años si mucho esta justamente parada al frente mio. Casi caigo de bruces al verla de no ser por mi capacidad de evitar caídas.

- ¿Está mi abuelita allí? - la niña con la cara roja, señala con su manita regordeta el bosque.

¡Por Cristo!

- Debemos irnos niña, este no es lugar ni hora para salir de casa ven y t....

Sentí como una gran masa fria tomaba mi estomago y lo jalaba en sentido contrario a donde iba.

Me encontro.

Grito de sorpresa; la gran masa me estruja a medida que pido ayuda y grito pero no funcionará.

Dios mio voy a morir.

La niña estática ve con horror como me hundo en las sobras y pido a todo pulmón que corra pero no, ella sigue quieta y mirando, de seguro, a la cosa que sellará mi destino, a ÉL.



Enajenada de su amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora