6. Acceptance

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Otabek descubrió que no podía quedarse solo en su departamento y aceptó la propuesta de Jean de mudarse con él. No quiso al principio porque no le gustaba ser una molestia pero la verdad era mejor a seguir torturándose.

El departamento de Jean era más grande y obviamente más costoso, debido a su falta de trabajo comenzó a buscar uno, porque tenía que pagar su parte de la renta, además de que le serviría para distraerse durante el día.
Nathalie le ayudó a conseguir uno sin problemas en una compañía, no era su estilo pero a esas alturas de su vida, no le importaba.

La nueva rutina comenzó a absorberlo, a veces se descubría haciendo las cosas de forma automática y no se detenía, no tenía caso hacerlo. Lo único que de verdad sentía que valía la pena, era la cena, cuando ambos se sentaban a platicar y él contaba todas las buena anécdotas de su hijo antes de enfermarse. Las fotos aún estaban en una caja, no estaba listo para desempacarlas.

Así, con un Otabek medio vivo y medio muerto, pasaron seis meses desde Navidad, Jean jamás lo había visto molesto, solamente nostálgico y se preguntó si el proceso de duelo era distinto para todos, porque recordaba haber estado muy molesto cuando su padre murió.

—Beka, ¿vas a salir? —preguntó entrando a la sala, era rutina, siempre preguntaba esperando que algún día le diera una respuesta afirmativa.

—Algo así.

Se sorprendió y sonrió levemente, acercándose a él.

— ¿Una cita?

Negó, poniéndose el abrigo.

—Los padres de Yuri están aquí y quieren verme, finalmente leyeron el correo que les mande.

— ¿Les avisaste por correo?

—Trate llamando a todos los números que me sé, pero jamás contestaron —suspiró despacio y se pasó una mano por el cabello—. Se lo que me van a decir.

— ¿Cómo?

—Me dijeron lo mismo cuando Yuri murió —hizo una mueca y se sentó en el sillón—. No supe cuidar a mi hijo, ellos habrían hecho de todo hasta que se curara, jamás debieron confiar en mí, cosas así.

—Entonces no vayas —frunció el ceño, cruzándose de brazos.

—Son los abuelos de Sean.

—Y tú su padre, estás de luto hace seis meses, ¿con qué derecho vienen a reclamarte?

—Supongo que sienten que le falle a su hija, tiene sentido.

—Otabek —le llamo, sentándose a su lado, esperando que volteara a verlo—, ¿acaso no hiciste hasta lo último para curar a Sean? ¿No estuviste a su lado hasta el final?

Desvió la mirada, asintiendo despacio con la cabeza.

—Entonces no le fallaste a nadie, si debe haber alguien a quien reclamarle es a ellos por haberte dejado solo.

—Diles eso a ellos.

—Por supuesto que si —se puso de pie y tomó las llaves del auto—. Vamos, yo te llevo.

Observó a Jean incapaz de moverse, no había esperado que lo tomará en serio. Se mordió el labio y se puso de pie, conteniendo una risita, Jean era buen amigo.
Se levanto sin prisas y camino a la puerta para alcanzarle, un poco de apoyo no le iría nada mal.

Bajaron sin mucha prisa, el elevador estaba descompuesto como siempre así que ninguno se quejó. Subieron al auto y, por primera vez en seis meses, Otabek encendió el radio, buscando alguna estación que llamara su atención. Leroy sonrió levemente, conduciendo más animado de lo usual, era bueno saber que su amigo estaba de buen humor.

—Hace mucho que no escuchaba una canción...

—Eso está mal para un músico, es como si yo dejara de tomar fotografías.

—Ese es tu trabajo, no puedes dejarlo.

—Podría si hubiera algo importante de por medio que me lo impidiera.

La canción seguía sonando, Otabek comenzó a buscar en la guantera los discos que su amigo llevaba, buscando algún grupo o artista que le gustara.

—No conozco a la mayoría —admitió guardando las cajas cuando encontró uno que le gusto.

—Has estado mucho tiempo lejos de tu negocio, Beky.

El mencionado hizo una mueca y negó con la cabeza, provocando que su amigo soltara una carcajada.

—Desde que me contaste de ese apodo quise decirte así.

—Yuri siempre se peleaba con su madre por llamarme así —bajo la cabeza y sonrío levemente.

—Pero yo si puedo decirte así, ¿verdad, Beky?

—Apreciaría bastante que lo olvidaras.

Jean volvió a reír y asintió, eso era un alivio, ya no lo veía tan triste como antes.

—Considéralo olvidado.

—Gracias —murmuró mientras colocaba el disco.

Leroy amplio su sonrisa al escuchar la primera canción, ese era su favorito, pero eso no lo tenía que saber Beka.

—Mamá nos invitó a cenar, ¿podemos ir luego de la incómoda reunión con tus suegros?

—Técnicamente ya no lo son —contestó viendo por la ventana, había olvidado lo bonita que era la ciudad de noche—. Estaría bien, hace mucho que no veo a Nathalie.

Jean se detuvo en el restaurante que le había indicado al salir y se quitó el cinturón de seguridad.

—Creo que puedo con esto solo —le aseguro a Jean, antes de bajar—. Pero espérame aquí, ¿si?

Asintió resignado y le vio bajar, caminando al restaurante con las manos en las bolsas del abrigo. Todo estaría bien, estaba seguro.

 Todo estaría bien, estaba seguro

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Hey y'all!

Qué tal el cap? Relajadon no? Pues si, vamos por la segunda mitad del fic uwu yo sé que sufrieron mucho pero ya viene lo bonito

Gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas

Rave (◡‿◡✿)

Until my heart stopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora