Fractura

Regreso

Recomendación Musical: "The Awakening of my Soul" – Soundmopi

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Sería una mentira decir que Tensai no llegó a su meta, pero se debe aclarar que fueron batallas casi tan difíciles como la próxima final. Tuvieron que luchar contra Chishiki, Fukushū y Shutsu no sólo en la duela, sino para conseguir de nuevo la confianza de los equipos que se vieron afectados por su caída tras la ida de su viejo poste. Se podía decir que eso les hizo menospreciar un poco a las líderes verde-jade. Los tres equipos se habían preparado, pero se dieron cuenta que podían vencer a unas jugadoras que habían perdido su espíritu de lucha. Como cada uno se encontraba concentrado en sus demás partidos, ninguno logró darse cuenta del renacimiento de sus viejos oponentes..., hasta que fue demasiado tarde.

Inició con Chishiki.

Cuando Tensai bajó de su autobús, se encontró de frente con sus contrincantes de los Octavos de Final. Shuyō y Kikubari chocaron miradas, y la sonrisa que la Escolta esbozó, hizo que la Base contraria frunciera el ceño e indicara a su equipo alinearse frente al autobús.

―Ha pasado tiempo, Yuna-chan ―saludó la capitana de Chishiki―. Desde el Torneo de Kantō, ¿no es así?

―En efecto ―Shuyō respondió y vio al resto de jugadoras, sin borrar la sonrisa de sus labios―. Espero poder ver qué tanto mejoraron tus chicas.

―¿No crees que yo debería preguntar eso? ―cuestionó de forma burlona, por lo que borró su sonrisa cuando la oji-marrón negó con la cabeza.

―¿¡Por qué debo estar en esta cosa!? ―una voz chillona resonó dentro del autobús de Tensai, haciendo que todas las miradas se vieran centradas hacia la puerta del vehículo.

―Odayaka ―Shijima exclamó justo cuando su cabellera sobresalió e ignoró la pregunta―, ayúdame.

Sin embargo, Kikubari y Nami Kayoko se encontraban más cerca, por lo que sujetaron ambos costados de la silla de ruedas y ayudaron al hombre a bajar a la chica del autobús. Las pupilas de ambas (así como las del resto de integrantes), se contrajeron en sorpresa y confusión. Fue pura suerte que las dos no hubieran soltado la silla por la impresión. Descendieron las ruedas hasta que reposaron sobre el cemento del lugar y se irguieron, aunque habrían preferido permanecer a la altura de la chica a quien no creyeron volver a ver. Recibieron las gracias de parte del entrenador y lo único que pudieron hacer, fue asentir y quedarse congeladas en el par de iris anaranjado.

―C-creímos que te habías retirado ―habló Kikubari con un ligero nerviosismo en su voz, antes de guiar su atención hacia las parapléjicas extremidades de la menor―. ¿Qué te sucedió?

―Nada que no pueda impedirme estar hoy frente a ustedes ―respondió con una sonrisa de lado y removiéndose unos pelillos de los ojos―. Pensé que todas ustedes merecían una disculpa por lo ocurrido en el Torneo de Kantō; es algo que también me trajo hasta aquí.

―¿Qué quieres decir con eso, Katomi? ―Nami quiso saber, claramente confundida y, al mismo tiempo, curiosa.

―No se hagan como si no lo supieran ―soltó antes de desviar la mirada, mas la regresó hacia ellas en un par de segundos―. Nos comportamos de una manera tan odiosa: fuimos engreídas, las menospreciamos y las obligamos a romper lazos con nosotros. Es por eso que tomo la responsabilidad de Tensai para disculparme ante ustedes ―llevó una mano hacia su pecho al mismo tiempo que se inclinaba hacia adelante y realizaba una ligera reverencia―. Esperamos que, algún día, iniciemos de nuevo con una amistosa rivalidad.

El silencio fue lo que obtuvo como respuesta. Quiso levantar la mirada y ver sus expresiones, pero Shuyō le había indicado (en todas las prácticas que había hecho de ese y los otros dos discursos), permanecer de esa forma hasta obtener una respuesta. Al cabo de unos instantes, abrió sus párpados en sorpresa e intentó recordar algo dicho por su capitana sobre recibir un abrazo como respuesta. Lo único que hizo fue devolverlo.