ᴀʟʟ ʙᴇᴄᴀᴜsᴇ ᴏғ ʟᴏᴠᴇ

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<<18 de septiembre 1941>>

Los nervios me recorrían por completo, habían pasado alrededor de máximo dos horas; dos horas completamente llenas de sufrimiento y consternación. Necesitaba verle, abrazarlo fuertemente y aferrarme a la calidez de su cuerpo contra el mio para cerciorarme de que era real, que no era uno de mis tantos sueños donde podíamos ser felices juntos, sin miedo y restricciones, sin pensar en las consecuencias de nuestros actos, solo amarnos. Amarnos con locura hasta el fin de nuestros días, hasta que saliera el ultimo aliento de nuestras bocas en sincronía, hasta que nuestras almas dejaran nuestros cuerpos juntos, para seguir de esa forma hasta la siguiente vida.

Juntos.

Pero yo mas que nadie sabia que eso no era real, que nunca podría suceder en estos tiempos y simplemente, esos pequeños deseos se mantendrían en mis sueños, en mis fantasías mas anheladas. Así que por el momento podía conformarme con estar entre sus brazos, aferrado a su torso como si mi vida dependiera de ello, dentro de estas cuatro paredes de concreto oscuro. Tan oscuro como nuestras acciones ante los alemanes; sucias, asquerosas, anti-humanas y repugnantes. Ellos podrían tener miles de adjetivos para describir lo que hacíamos, lo que eramos y lo que seriamos, pero para mi eso era simple y sencillamente amor, amor puro y verdadero, uno que en mis pocos años de vida nunca había sentido o vivido en carne propia. Uno que solo se puede leer en libros antiguos y cuentos para niños.

Jeon JungKook me enseño lo que era el amor, lo que es estar intensamente enamorado. Jeon JungKook me enseño que no debía de ser como todos los chicos en los libros, o cuentos de hadas.

Me enseño que yo no necesitaba ser un príncipe encantador, cuando el podía ser el mio.

— JiMin.. —Susurro una voz ronca y raposa sacándome de mis pensamientos bruscamente.

Y ahí se encontraba, la razón de mis sonrisas bobas por las mañanas y mis lagrimas pesadas por las noches. Bajo el marco oxidado de la puerta principal, sonriendo con tanta felicidad y jubilo que me fue imposible no imitar su acción mientras me ponía de pie lentamente, sintiendo los huesos de mis piernas quejarse al instante. Espere con entusiasmo a que llegase a mi lado para abrazarle. Y así lo hice, apenas estuvo cerca de mi me lance contra su cuerpo enredando mis cortos brazos en su cuello, dejo salir una leve risa por lo bajo tomando mi cintura para aferrarse a ella. Esto era justo lo que necesitaba y lo que desearía tener durante toda mi vida.

— Estaba preocupado, tardaste en llegar mas de lo normal. —Murmuré enterrando mi nariz contra su amplio pecho, deleitándome con el ligero olor a almizcle y tierra húmeda que se encontraba impregnado en su camiseta.

— Lo lamento, mi madre perdió por completo los estribos al ver tantos militares rondando por la calle. —Sus largos dedos tomaron mi mentón suavemente, elevando este hasta que nuestros ojos se encontraron.— Debemos tener mas cuidado, al parecer están buscándonos, a todos.

Los vellos de mi piel se erizaron con violencia, mis ojos se cristalizaron y casi al instante pude sentir como mis mejillas se humedecían cuando mis lagrimas fueron incapaces de retener por mas tiempo. Nos estaban buscando, no solo a JungKook y a mi, si no que a todos los chicos de la comunidad que gustaban de su mismo sexo, sabia que esto pasaría algún día, tarde o temprano esto nos mataría. Tal parece que no todas las historias de amor contaban con un dulce final feliz, solo era posible en los cuentos, y en mis sueños.

— Cariño, no llores por favor, estamos juntos. —Me dedico una tierna y temblorosa sonrisa, porque aunque tratase de ocultarlo también se encontraba asustado.—  Aquí y ahora, eso es lo que importa.

Y le creí, creí en las bellas palabras que susurraba mientras me besaba los labios, para después bajar lenta y sutilmente por mi cuello, sin dejar de lado pequeñas promesas en un apacible tono ronco, haciéndome sentir ligero contra su cuerpo, dejándome hacer por sus caricias y melosos elogios me entregue a el por primera vez en estos dos años que habíamos estado viéndonos en la vieja fabrica de pasteles a las afueras de la ciudad. Con la luna en su mayor resplandor siendo nuestro único testigo al entregarnos por primera vez el uno al otro.

PINK TRIANGLE [OS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora