Al llegar a un claro que se vislumbraba un poco a lo lejos del camino, pude ver como un pequeño grupo de seres hablaban y se divertían sentados a la mesa bajo un árbol. Me acerqué al darme cuenta de que se trataban de la Liebre de Marzo y el Sombrerero, entre los cuales había un Lirón.
La Liebre de Marzo parecía un joven de cabello castaño y ojos dorados, en su cabeza poseía un par de orejas largas de igual pelaje que su cabello, y vestía elegantemente con chaqué y corbata azules. A su lado se encontraba otro joven de cabello pelirrojo y ojos esmeralda, bastante más alto, vestido con una chaqueta oscura, un lazo en su cuello y con un elegante sombrero de copa en su cabeza. El Lirón, por su parte, era un muchacho de mi edad, de cabello grisáceo y ojos negros que estaba recostado sobre la mesa.
-¡Qué maravilla! ¡Tenemos visita!-dijo la Liebre de Marzo.
-Por favor, siéntate y acompáñanos a tomar un poco de vino.-ofreció el Sombrerero.
-Pero si no hay vino, solo veo té.
-Claro, es que no lo hay.-respondió la Liebre.
-Entonces no deberías ofrecerme algo que no hay.
-Pues tú no deberías sentarte a la mesa sin haber sido invitado.
-Te vendría bien tomar un baño relajante.-comentó el Sombrerero.
-¿A qué viene ese comentario? ¿Acaso insinúas que apesto?
Hubo un silencio sepulcral durante varios minutos, tras los cuales el Lirón finalmente decidió introducirse en la conversación.
-¿Tienes algún nombre?-dijo con una dulce sonrisa.
-Allen...
-Bonito nombre.-intervino el Sombrerero.
El Sombrerero cogió una taza de té y me sirvió uno, seguidamente me pasó la taza y lo probé, estaba bastante delicioso. Comenzaron a hablar de temas más animados. Entre taza y taza sentí como lentamente me empezaba a entrar bastante sueño, provocando que de un momento a otro acabase quedándome dormido.
Al abrir los ojos, la cabeza me daba vueltas, cuando conseguí ver claramente a mi alrededor, pude comprobar como estaba tumbado sobre la misma mesa bajo el árbol, solo que esta vez, estaba completamente vacía y cubierta únicamente con el mantel. Al fijarme mejor, pude ver como el Sombrerero, la Liebre de Marzo y el Lirón discutían calmadamente delante de mí.
-¿Ya has despertado? Mejor, porque la diversión está a punto de comenzar.-dijo el Sombrerero.-Lirón, vigílalo. Liebre y yo iremos a buscar un poco de mantequilla.-tras esto se marcharon.
El Lirón me miró con sus ojos somnolientos y dejó escapar una dulce y ligera sonrisa de sus labios. Se acercó hasta mí y acarició mis labios con su dedo índice, mientras con su otra mano me sujetaba para que no me moviese. Juntó sus labios con los míos, iniciando así un beso. Introdujo su lengua y mordió la punta de la mía, provocando que dejase escapar un suave gemido y en mi entrepierna se empezase a crear una pequeña erección.
Se separó de mis labios y se deshizo de mi ropa, dejándome solo con mi camiseta, que apenas conseguía cubrir mi miembro erecto. Sin decir nada, comenzó a descender hasta llegar a mi entrepierna, la cual besó e introdujo en su boca sin previo aviso.
-¡Ah! N-No...-gemí al sentir el calor de su boca.
Con solo unos pocos movimientos más, consiguió que terminase, manchando inevitablemente su rostro.
En ese momento, el Sombrerero y la Liebre de Marzo aparecieron y lo apartaron ligeramente.
-Que malo, Lirón, podrías habernos esperado.-dijo la Liebre celoso.
-Vamos, vamos, no os enfadéis. Aquí hay diversión para los tres.-respondió con una amplia sonrisa pervertida en su rostro.-Además, ahora tenemos mantequilla.
Entre los tres, me colocaron a cuatro patas sobre la mesa con gran habilidad. El Lirón se colocó debajo de mí, con su rostro bajo mi entrepierna; la Liebre se colocó delante de mí y comenzó a desvestirse; y, el Sombrerero se colocó detrás de mí, comenzando a acariciar mi trasero con sus tibias manos.
-Allen-me llamó la Liebre.-Abre la boca.
Apenas la abrí con intención de responder, la Liebre introdujo su miembro en mi boca y comenzó a mover sus caderas suavemente. El Lirón se introdujo nuevamente mi miembro en su boca y lo empezó a chupar mientras se masturbaba él mismo y con su otra mano jugueteaba con sus pezones. El Sombrerero, dejó de acariciar mis nalgas y untó un poco de mantequilla en mi entrada, haciendo que dejase escapar un gemido que fue ahogado por el miembro de la Liebre.
En ese momento, sentí algo húmedo rozando mi trasero. El Sombrerero lamía la mantequilla de mi entrada e introducía la punta de su lengua en el interior de ésta, volviéndome completamente loco.
-Seguro que estás delicioso aquí.-dijo separándose y rozando su dedo índice, introduciendo ligeramente la punta y sacándolo.
Primero fue un dedo, seguidamente dos y, creyendo que vendría el tercero, los sustituyó por su miembro más grande, húmedo y caliente que fue introduciéndolo lenta y deliciosamente en mi interior.
-Ah...Como suponía, tu interior es mejor de lo que pensaba, Allen.-dijo con la voz ronca.
-Oye,-dijo la Liebre-esa maravillosa boca tuya no se está moviendo.
La Liebre comenzó a moverse más rápido que antes; el Lirón sacaba y metía mi miembro en su boca cada vez con mayor intensidad; el Sombrerero comenzó a moverse lentamente para, pasados unos minutos, comenzar a moverse con mayor velocidad.
Todo mi cuerpo reaccionaba ante tal multitud de estimulación, mientras mi cabeza daba vueltas a causa de tal frenesí.
Cuando sentí que mi final estaba cerca, el Sombrerero sacó mi miembro de la boca del Lirón y apretó suavemente la punta para impedir que me corriera. Él, sin embargo, continuó hasta llenar completamente mi interior. Cuando pensé que habrían terminado, se cambiaron de posiciones y volvieron a empezar, hasta que el Lirón y la Liebre terminaron también en mi interior.
Tras conseguir normalizar mi respiración y esperar a que la Liebre saliera de mi interior, caí rendido sobre el mantel manchado por una cantidad de mi semen, el de ellos llenaba por completo mi interior, comenzando a derramarse entre mis nalgas y descendiendo por mis piernas.
Me levanté con dificultad y me vestí como pude tras comprobar que me encontraba cubierto de sudor y más semen. Miré a mí alrededor, el Lirón se había dormido y la Liebre junto al Sombrerero intentaban despertarlo sin éxito.
-Vuelve a visitarnos cuando quieras, Allen.-dijo el Sombrerero con una sonrisa pervertida.
Comencé a caminar hasta toparme con un río, en el cual me metí a limpiarme cuidadosamente, y seguidamente reanudé la marcha hasta toparme con un árbol en cuyo tronco había una puerta.
-Esto es extraño, pero qué no lo ha sido en éste lugar.
Entré en el árbol, encontrándome así nuevamente en el vestíbulo, cerca de la mesa de cristal. Decidí cambiar de elección y coger primero la llave de oro y abrir la puerta que daba al jardín. Recordé que todavía guardaba un pedazo de pastel en el bolsillo, así que lo saqué y le di un bocado hasta medir la altura que deseaba.
Me adentré en el estrecho pasadizo y finalmente llegué al hermoso jardín, entre las miles de flores multicolores y las frescas fuentes.
ESTÁS LEYENDO
País de las Maravillas (yaoi hard)
Fanfic¿Alguna vez has oído hablar de Alicia en el país de las maravillas? Seguramente, sin embargo, no todos los que han llegado a dicho lugar lo han vivido de la misma manera... Allen es el protagonista de esta historia tan enrevesada que desconoces.