Narra Denise
Camino por el pasillo hasta encontrar la oficina del director.
Toco tres veces y a los segundos se escucha un "pase". Entro con cautela y me siento delante del escritorio.
- Buenos dias, director Hoffman.- saludo cortésmente.
- Usted debe ser Denise Romanov ¿no?.- pregunta mirando algunos papeles.
- Está en lo cierto, señor.
- Bien.- me observa y sonríe pícaro.
- Genial, ahora resulta que les atraigo a viejos de cuarenta.- susurro para mi misma después de leer la mente de este pedófilo. Bueno no es tan viejo, pero para mi si.
- ¿Disculpe?
- Que usted no parece de cuarenta.- digo rápidamente.
El director sonríe.
- ¿Y eso es bueno o malo?- pregunta.
Esa definitivamente es una pregunta que no quiero contestar.
Lo observo directamente a los ojos.
- Señor director, me dará mis horarios y pedirá que me retire.- digo sin apartar la vista de sus ojos.
- Aquí tiene su horario.- dice el director Hoffman como un robot mientras me entrega unos papeles.- Puede retirarse.
Sonrío victoriosa y salgo de la oficina. ¡Oh que descuidada! Olvidé mencionar que puedo influenciar mentes, ése es mi don. De tan sólo observar a una persona puedo hacer que haga o diga lo que yo quiera.
Caminaba un poco apresurada para llegar a mi primera clase.
Todo sería más fácil si pudieras usar tu velocidad de vampiro.
¿Quién eres?
Soy tu conciencia.- dice mi subconsciente con tono tenebroso.
Esto es increíble, los vampiros si nos podemos volver locos. Estaba tan envuelta en mis pensamientos que no me di cuenta que alguien iba igual de apurado que yo, así que chocamos dejando caer mis papeles.
- Cuanto lo siento.- me disculpo sin mirar a la persona ya que estaba ocupada levantando mis papeles del suelo.
- ¡Que grata sorpresa!.- al escuchar esa voz masculina levanto la vista para encontrarme al chico de ojos claros y oscuros. Bufo frustrada.
- Esto tiene que ser una maldita broma.- susurro.- ¿Que haces aquí, saco de pulgas?
- Hola. No te preocupes porque también estoy bien. ¿Que dices? También es un placer volver a verte.- dice sarcástico.
- No tengo tiempo para el sarcasmo. Así que adiós.- trato de pasar por su lado pero el imbécil se vuelve a poner frente a mi.
- ¿Te irás sin decirme siquiera tu nombre?- se hace el dolido.
- Claro que no iba a hacer eso.- finjo indignación.- Mi nombre es que te importa y mi apellido es no te interesa.
- Eres una chica con carácter, me gusta.- sonríe de una forma que podría derretir hasta el mismo hielo en tres segundos.
No sentir, eso te hace mas débil. No habras el corazón o te harán daño.- repetia mi subconsciente.
- Lástima, lamentablemente soy alergica a los perros.- digo fingiendo un estornudo.
El chico suelta una carcajada.
Su risa es muy linda.- dice mi conciencia.
¡Deja de pensar eso!
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¿Enamorarme de un lobo? ¡JAMÁS!
FantasyLicántropos y vampiros, creados por el mismo ser y enemigos por naturaleza. Nadie podía recordar porqué tanto odio, sólo sabían que aquello estaba destinado a ser una guerra sin fin. Melissa Harrison es hija del líder del único clan mayor existente...