Secretamente tuyo (Shawn Mendes)

Capítulo 14

Me levanté por causa de los rayos del sol que daban en mis ojos y encendía toda mi habitación. Por eso no me gusta tener una gran ventanas.
Desperté a Sara que fue sumamente difícil: la tiré de los pies, de los brazos, le quité las sábanas, intenté todo menos... Fuí hacia el baño, busqué un vaso, lo cargué con agua, caminé de nuevo hasta donde estaba Sara, "no tengo opción". Se lo tiré y AÚN NO DESPERTABA! Debe estar de coña esta chica.
La tiré al piso cuando si se despertó, dios que trabajo da esta chica.

-¿Qué? ¿Por qué estoy mojada?- dijo confundida con todo su pelo en la cara.
-¿Como te despiertan para ir a la escuela?
-Es simple, NO ME TIRAN UN VASO DE AGUA!- dijo enojada, a lo que me causó gracia.
-Demostraste lo contrario- dije para dar fin a la conversación.

Bajamos por algo de comer, no íbamos a desayunar porque eran las 12 del mediodía así que comimos la vieja confiable (para mí), un sandwich.
-¿Y tu hermano?- Preguntó Sara despacio, pero no valió la pena.
-Aquí- respondió Max, Sara se dió la vuelta y los dos se quedaron enfrentados.
-Bueno gente...- Trate de intervenir y que esto no se haga más incómodo -¿Quieres  un sandwich, Max?
-No gracias- dicho eso Max desapareció de la cocina.

-¿Lo escuchó?- preguntó mi amiga.
-Sí, por algo respondió ¿No?

Sara se fue luego de que terminamos de comer.
Aproveché -como todos los domingos- ver una película o ponerme al día con mis series, pero, primero subí a mi habitación a buscar una manta ya que la casa estaba bastante fría y soplaba un viento en la sala. Después fuí a hacer palomitas. Busqué una olla, puse una cierta cantidad porque si hago mucho no los como todos, pero si hago poco cuando los termino me da hambre. Los tape con una tapa, fui a la sala a buscar una película mientras que se hacían dichas palomitas.
Escucho la voz de mi hermano, que llama completamente mi atención. Me giro y lo veo bajando las escaleras.

-¿Quieres ver una película?- me senté apoyando mis codos en mis rodillas escuchando el ruido de la tapa por causa de las palomitas saltando. Caminé hacia la cocina, saqué la tapa, agarré los dos mangos de la olla y puse las palomitas en un recipiente. Los llevé a la sala.
-¿Qué película vamos a ver?- preguntó agarrando con su mano derecha un puñado de palomitas y con la izquierda el control remoto para poner Netflix. Yo le miré levantando los hombros.

Luego de muchos minutos decidiendo una película en que estemos en común los dos nos decidimos por "Nerve". Se trata de un juego online de verdad o reto, que, luego se convierte en una trampa mortal para una chica que solo buscaba diversión. Que, su única manera de sobrevivir es ganar.
De vez en cuando picoteo de las pequeñas palomitas de maíz.
Limpio la sal que se me quedaron en mis dedos frotandolos contra mi pantalón de pijama.
Llevé el recipiente que adentro tenía pequeños maises negros que no comimos, no nos gustan y pienso que a las demás personas tampoco.

-¿Sabes cuando se despiertan mamá y papá?- me tiré en el sillón dejando mis piernas encima de Max y mis brazos arriba de mi panza.
-Seguro que más tarde- Bufé. No me gusta que mis padres se levanten tarde siempre, o sea tienen dos hijos que cuidar, aunque sé que eso contradice que no me gusta depender de alguien. Solo al menos que traten de prestarnos más atención.

Me estiré en el sillón con pereza, subí a mi habitación con mi celular, bajé las cortinas y me tiré en mi cama a jugar con dicho aparato..

Me desperté confundida, al parecer me quedé dormida mientras jugaba con mi celular, me desperté por la baba que caía de mi boca, sí, duermo con la boca abierta, era muy vergonzoso cuando me quedaba a dormir en la casa de una amiga. Aunque nunca me invitaban.

Mi madre entró golpeando la puerta, mientras que yo seguía perdida pensando.

-Hola cariño- se sentó junto a mí en la cama- Pasaba a decirte que hoy a la noche todos iremos a comer con unos amigos de tu padre- yo asentí sin prestarle atención alguna ya que estaban leyendo segundo de los mensajes que tenía.
-Estate lista a las 8- luego se fue.

No tenía idea de que iba a hacer hasta las 8. Eran las 4, aún había tiempo.
Decidí llamarle a Cameron para preguntarle si podía ir a su casa.
Primer tono, segundo tono hasta que en el tercero me contestó.

-Hola Emma?- su voz se escuchaba cansada.
-Te desperté?
-Oh no, tranquila- trató de dismularlo, pero me di cuenta.
-¿Para qué me llamaste?
-Ah si. Estoy muy aburrida y nose que hacer...
-Si puedes venir- me quedé boca abierta cuando supo lo que iba a saber.
-Gracias!
-Te espero.- y así dió como finalizada la llamada.

Caminé hacia mí ropero blanco en busca de una prenda que me gustara. Hoy está más fresco que otros días y está nublado. Me decidí por un jean desgastado, una remera ajustada que marcaba mi abdomen, pero no sé notaba por las demás cosas que me pondría arriba. Agarré mis zapatillas Adidas desgastadas que mi madre dice que me compre otras, pero yo no quiero porque les tengo mucho cariño. Encima de mi remera un suéter negro. Me asegure de no tener mal aliento con un chicle de menta. Acomodé mi larga cabellera dejándola suelta. Me fijé por última vez en el espejo para estar segura, me puse un poco de perfume y caminé hacia la sala.
Aproveché de que mi hermano estaba allí y le pregunté si me podía llevar a lo de Cameron.

-Hermanito querido... Que te quiero demasiado- sonrió como una niña pequeña y adorable. Él se da la vuelta viendome obligada a soltarlo.
-¿Qué quieres ahora?- agito las pestañas dulcemente -¿Puedes llevarme a lo de Cameron?- rueda los ojos soltando un suspiro mientras que camina hacía la puerta.
-No te esperaré- dijo levantado su dedo índice saliendo afuera. Me apure a salir. Fuí casi corriendo a su auto debido a que el casi estaba por irse.

-Pudiste esperar un poco más- Hice un puchero acomodandome los mechones rebeldes.