14 DE FEBRERO

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El 14 de febrero puede ser una fecha especial para muchos, para mi ya no lo era. La ultima relación que tuve fue con una chica que me destrozo el corazón, una chica que ya esta superada, pero ella me hirió tanto, que en tres años, no pude volver a querer a otra chica. Al menos no hasta ese día.

Me aprontaba para encerrarme el 14 de febrero, como los 3 años anteriores. Tenia un ritual sagrado que había seguido estos últimos años. Después de las ocho de la tarde iría a comprar comida, me encerraría en casa, en donde vivía sola por cierto, y haría una maratón de películas hasta el día siguiente o hasta que me ganara el cansancio.

La noche del 14 de Febrero se podían ver muchas parejas. En el muelle junto al mar, las parejas iban a ver los fuegos artificiales que se lanzaban para celebrar al amor. Por eso me encerraba por la noche, para mi mala suerte vivía cerca del mar, si no me encerraba, era panorama obligado ver parejas felices que me recordaran lo sola que estaba.

A pesar de no querer volver a pasar por lo mismo de antes, sufrir por amor. Necesitaba alguien con quien compartir mi vida, alguien que me comprendiera, solo a alguien a quien amar, una chica que fuera todo para mi.

Me dirigía a la tienda en donde compraría comida para ver las películas, estaba oscureciendo y ya se podían ver las parejas que iban en dirección al muelle.

Entre a la tienda y con un canasto comencé a colocar distintas cosas en el, paseándome por entre los pasillos.

"Vamos a ver... este chocolate... mmm estas galletas... vamos por unas bebidas..."

- Bebidas pasillo tres – Pensaba en voz alta.

"Esta bebida de naranja... y... también esta de frambuesa..."

- ¡Ah... PAPAS!... No pueden faltar las papas fritas, claro esta – Aún hablando sola.

"Pasillo uno papas fritas... vamos pues"

Cuando llegue al pasillo uno, no habían papas fritas en el estante, la chica en frente de este tenia las ultimas.

- Disculpa... Hola – Sonreí - ¿Esas son las ultimas papas fritas? – Sabia la respuesta, pero mantenía la esperanza de que al menos no se las llevara.

- ¡Oh!... me asustaste – Sonrió con sus ojos.

- Lo siento yo no...

- Esta bien – Dijo con una sonrisa tan grande, que en sus mejillas se hacían unos hermosos hoyuelos – Pero si... eso creo... creo que son las ultimas.

- Oh ya veo, bueno, gracias – Sonreí dándome vuelta en dirección a la caja.

- ¡Espera! – Me voltee a verla – Si las necesitas, las puedes llevar, seguro tu las llevas al muelle para comerlas con tu novio – Volvió a sonreírme cálidamente.

- Tranquila yo no...

- Es enserio, solo llévalas – Insistió.

- Es que yo... también las iba a comer en casa – Reí. Ella rió conmigo.

- Bueno, de igual forma puedes llevarlas, seguro las puedes compartir con alguien – Volvió a ofrecérmelas.

- Solo llévalas tu... Si sigo dando razones por las que no debería llevármelas, podríamos llorar ambas – Reí. Ella me dio una palmada en el hombro, mis comentarios la hacían reír, tanto que apretaba su estomago.

- Eres muy divertida... ¿Cómo es que no vas al muelle con tu novio? – Preguntó entre risas.

- Ese es el problema, que no tengo novio y... me gustan las chicas, además vivo sola, solo me falta tener muchos gatos – Solté.

14 DE FEBRERO (Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora