🍇Capítulo único🍇

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F R O O T L O O P S


-JIMIIIN -rezongó con un puchero.

El chico frente a él, con un carrito y variedades de productos a bordo gruñó en respuesta.

Estaban haciendo las compras para toda la semana, Jimin quedaba libre del trabajo por esos días y los iba a aprovechar para pasarla relajado con su novio comiendo, viendo quizá alguna película y tal vez mucho sexo. Estaba a la espera de eso. Por otro lado, creía que era un poco insensato que Taehyung le hiciera un berrinche en público, en medio de puras personas que no tenían escrúpulos para insultarlo. Porque ante todo estaba la seguridad de su Tae, su novio sensible.

-JIMIIIN -volvió a insistir el de piel canela tirando de su camisa.

-¿Qué? -Jimin espetó cortante y sin dirigirle la mirada en absoluto.

Entonces, Taehyung abombó sus cachetes y puso cara de niño resentido.

-¿Por qué no dejaste que agarrara mis froot loops? Yo quería mis froot loops. Era la última caja, Jimin.

Entonces, bastante aburrido y harto del tema, el rubio avanzó en la cola, con Tae aún cogido de su camisa, simplemente contestó:

-Porque ya tienes seis cajas de eso en la casa.

-¡No es suficiente! -le chilló, llamando la atención de las demás personas en la cola y la vista intimidante de las cajeras. Pero eso a él no le importaba, el canalla de su novio no le quería cumplir un simple capricho. Park Idiota Jimin no entendía que seis cajas de cereal de colores en la alacena para él no era suficiente. Tenía una pequeñisíma obsesión con los froot loops y cada vez que se le veía caminar por la calle llevaba una caja de esas en manos, zampándose cuantas donitas diminutas rechonchas de colores pudiera.

Las gordas era las más ricas porque tenían más azúcar y poseían una textura más crujiente.

Rico, rico, rico.

-Ya basta, Taehyung, compórtate -le ordenó Jimin, haciendo que el pequeño castaño cerrara la boca y decidiera no seguir insistiendo.

Al paso de los minutos la cola avanzó y finalmente fue el turno de ambos para cancelar la comida que habían cogido.

-¿Efectivo o por crédito, señor? -le preguntó la cajera moviendo sus dedos en la computadora a un lado de ella.

-Crédito -respondió Jimin sacando su tarjeta de platino.

-Con tanto dinero y no quiere comprarme una simple cajita de froot loops -murmuró Tae por lo bajo con aires resentidos.

Oyó un chasquido de dientes e inmediatamente levantó la vista hacia su novio; su rostro lucía tenso y sus cejas estaban furiosamente fruncidas.

Su cuerpecito tembló y devolvió la mirada al suelo, esperando que el tipo de las bolsas guardara todo lo que habían adquirido para que finalmente pudieran largarse de allí.

Mientras, el pequeño castaño en su afinación a distraerse con cualquier cosa, caminó hacia la entrada del supermercado, divirtiéndose con las puertas que se abrían y se cerraban solas. Entrecerró los ojos y le dio una rápida ojeada a Jimin por si lo estaba vigilando, pero se emocionó bastante con que aún su novio estuviera ocupado con las compras. Así que se acercó a la línea divisoria entre la tienda y las puertas y automáticamente éstas se abrieron. Riendo, se dio un paso hacia atrás y las barreras de cristal volvieron a cerrarse.

Repitió el mismo proceso por varios minutos hasta que después de un diminuto traspié, su cuerpo pequeño y delgado se tambaleó de un lado a otro, y luego de echar un gritillo asustado, se cayó de frente, golpeándose la boca y ocasionando una superficial pero dolorosa herida en ella.

-M-mi labio -lloriqueó presionando la apertura levemente. En cuanto vio el punto de sangre en la yema de su dedo, quiso desmayarse.

Odiaba con todo su ser la sangre.

-J-ji-Jimin -en sus ojos se formaron lágrimas y fue entonces cuando se dio cuenta de que una de sus manos tenía un raspón y varias piedrecillas de la alfombra de bienvenida estaban hincadas en su piel-. M-minie -se moría de la vergüenza y no tenía el valor suficiente para alzar la cabeza y hacerle frente a todos.

-¡Taehyung!

Un rubio vino corriendo hacia él, su cara teñida por la preocupación. Jimin se agachó frente a él y lo cargó como un bebé hasta enderezarlo y mimarlo para que no se pusiera a llorar.

-¿Estás bien, bebé? Mira esa herida -con el máximo cuidado posible y con el tacto de un delicado pétalo de flor, Jimin posó su dedo pulgar en el labio inferior de Taehyung-. Te mordiste, ¿no es así?

El castaño con expresión compungida asintió e involuntariamente abultó su labio bajo.

-Dame un besito y se me curará.

-¿Estás seguro? -preguntó el rubio deslizando su dedo hasta la mejilla del pequeño Tae para acariciarla.

-Sip, seguro, segurísimo -le confirmó, importándole poco que la gente tuviera sus ojos puestos en ellos.

Jimin se acercó dudoso, con el miedo de lastimarle y suavemente tomó los labios de Taehyung, cubriéndolos con los suyos en un calmado beso con sabor a un poco de sangre.

-Ya está -con el mismo dedo de hace rato, el rubio le limpió los restos de sangre a su novio y seguidamente le regaló una pequeña e imperceptible sonrisa que nadie pudo apreciar. Porque el hombre era receloso y tenía que dar una imagen como tal para alejar a curiosos y proteger a su tesoro que estaba obsesionado con los cereales de colores.

-Me quiero ir casa, Minie -reprochó el castaño, cambiando de tema.

En eso, Jimin apretó los labios, acordándose de las bolsas aún en el despacho.

-Vale, iré por las compras. Pero no te muevas de aquí, Kim Taehyung, porque si lo haces y cuando no te vea aquí, te juro que en lo que te encuentre y volvamos a casa le daré todos tus froot loops al hijo de los Do.

-¿A Satánsoo? -el escuálido chico de piel canela abrió sus ojos con temor y frenéticamente negó moviendo la cabeza a ambos lados- ¡Noooo, Jimin, él hace que su perro orine en mis plantas, y después huelen feas! -se agarró de su camisa, observando la mueca cruel y burlona en el rostro del más alto.

-Desobedéseme y verás -advirtió mostrando una hilera de dientes blancos.

-Yo te esperaré aquí -dijo con una risita nerviosa de por medio.

Jimin le guiñó el ojo con chulería y se giró para ir por las compras con su andar egocéntrico y matador.

El castaño se quedó embobado y se plantó allí, esperando como un perrito a su dueño.

Y no se alejaba mucho de la realidad esa mala comparación.

-Mami, quiero eso -escuchó una vocesita infantil desde el pasillo de comestible. Buscó con sus ojos y se encontró con una señora pelinegra y a una pequeña de no más de ocho años.

La mujer miró en dirección a donde apuntaba el dedo de su hija y su rostro se pintó de comprensión.

-Ah, quieres unos froot loops. Estás de suerte, Hyerin, es la ultima caja que queda. Venga, te cargo y tú lo coges.

-¡Sí!

Noooooooooo, por qué a él.


FIN


Froot Loops [VMin Os]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora