Un "rin rin" incesante sonaba en mi puerta. La abrí y me encontré con el ser más bello que halla visto.
Sí, era ella, Juli, sus ojos negros como tinta me miraban con felicidad,eran tan brillantes que creí que dos hermosos diamantes estaban apunto de explotar.
Me sonrió y me dió un abrazo muy fuerte. No Sé a que venía o necesitaba, su llegada fue inesperada.
Supuse que necesitaba hablar, así que la invité a pasar. Me detuvo y me dijo que tenía que irse rápido, y que necesitaba el dije que ella me había dado cuando éramos chicos. Habían pasado 15 años desde que me lo regaló, no sabía dónde estaba. Lo busqué desesperadamente junto a ella, y lo encontramos.
Una caja de zapatillas viejas y muy rota que estaba en un armario, allí se encontraba el dije. Se lo di con dolor, ya que era un símbolo de nuestra amistad. Al verlo sus ojos se le llenaron de llanto por la alegría, la acompañé a la puerta y antes de que pudiera abrirla se giró y me miró a los ojos intensamente mientras me agarraba la mano. Se inclinó hacia mí y sentí sus labios. Lo que había soñado desde que la conocí, estaba sucediendo.
Quedé muy asombrado e impactado. Nosé cuándo duró, pero no quería que terminase.
De repente se alejó de mí, me miró y se fue corriendo con los ojos llorosos. Me dejó con miles de palabras en la boca. Con 15 años de amor encerrado en una jaula de hierro sin ninguna escapatoria, era como ver la luz al final del túnel pero nunca llegar a ella.
Quise llamarla, pero no atendía su celular. Me quedé pensando en todas las sensaciones que me hizo sentir y lo dudoso y confundido que estaba e igual que ella suponía.
Pasaron 5 semanas y en todos esos días no dejaba ni un segundo de pensar en ella. Mis pensamientos ponían mis nervios de punta y las ansias elevadas.
La llamé nuevamente, no me contuve, pero me recibió su correo de voz.
Ya habían pasado 2 meses y sin señales de ella.
Me llegué a la casa, toque el timbre pero nadie abría la puerta. Fui hasta la casa de sus padres, donde de chicos jugábamos. Toqué la puerta y de inmediato me abrieron.
Apenas me vio su madre, sus ojos de le llenaron de llanto y dolor, con una voz fina y temblorosa me invitó a pasar. Me senté en unos de los sofá de la sala, en los cuales jugábamos con Juli que eran castillos impenetrables.
Su madre se sentó delante de mí y de la puerta de la cocina entró su padre, me saludó y se sentó junto a ella.
No sabía que lo próximo que iba a escuchar me iba a cambiar la vida...
Me dijo con cuidado su padre:
-Juli, hace un mes y medio... Dejó de estar entré nosotros- dijo con voz sollozante y ojos con lágrimas contenidas.
Sin palabras me fui de allí, llegué a mi casa y me acosté en mi cama. No podía aceptar o creer lo que estaba pasando. Ella se había ido y su presencia llena de felicidad, calor y amor ya no estarían conmigo.
¿Cómo ver su alma regocijada de alegría convertirse en cenizas de olvido? Pero cómo olvidarla, no podía. Supongo que "para largo amor no hay breve olvido."
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¿Olvido?
RandomSiempre hay que disfrutar las despedidas, porque no sabes que puede pasar mañana.