Hermione se limpió el rostro, la alegría se veía en su rostro nuevamente, hacía mucho tiempo que el rubio había deseado volver a verla así, siendo simplemente feliz.
- Ahora, debes comer algo.- dijo finalmente el rubio.
- No tengo hambre.- le contestó la castaña. –Pero comeré algo.- dijo inmediatamente al ver el rostro del rubio.
Los cinco se dirigieron a la cocina, al abrir la puerta lo primero que vieron fue a un pequeño elfo doméstico que trataba de entrar a una alacena.
- ¡Kreacher!.- dijo Hermione al ver a la pequeña criatura.
- Asquerosa sangre sucia, como se atreve a hablarme, si mi señora…-
- Cierra la boca Kreacher.- dijo rápidamente Ron.
- El traidor a la sangre defendiendo a la sangre sucia, si mi señora se diera cuenta de lo que sucede en su casa se volvería a morir.
- ¡QUE CIERRES LA BOCA!.- gritó Harry.
- Como el amo ordene, Kreacher está aquí para obedecer.- dijo el elfo antes de salir de la cocina.
Draco, con un movimiento de varita apareció bastante comida sobre la mesa, los otros cuatro se le quedaron viendo, conocido era pera todos que los alimentos no se podían conjurar, ni aparecer era una de las más grandes limitantes que tenían los magos, el no poder aparecer comida, solo transportarla.
- ¿De dónde has tomado eso?.- dijo Hermione.
- De la mansión Malfoy, nadie nunca se da cuenta de cuanta comida falta, esa es tarea de los elfos.
- ¿Tienes elfos domésticos Draco?.- dijo la castaña un poco molesta pero tratando de disimularlo, nunca había incluido la P.E.D.D.O. en las conversaciones que había tenido con Draco, pero no dejaría que pasara mucho tiempo para conversar con él seriamente.
- Claro que tenemos elfos, que creíste que nosotros hacíamos todo el trabajo de limpieza, a parte, creo que gracias a tu amiguito Potter, mi padre perdió al suyo.
- Jajaja, sí Dobby es un buen amigo.- dijo Harry recordando a la criaturita.
- Cierra la boca Potter, que eso lo has de pagar tarde o temprano.- dijo rápidamente el rubio.
- ¿Qué? ¿Liberar a un elfo doméstico?.- dijo Hermione ahora enojada.
- Hermione, creo que debes de comer algo.- dijo Harry tratando de controlar a su amiga, sabía que en esos momentos se encontraba delicada de salud.
- Sí, recuerda que necesitas estar bien para poder terminar con todo eso lo más pronto posible.- concordó Ron.
La muchacha cerró los ojos y trató de controlar su humor, sabía que sus amigos tenían razón y si seguía desmayándose así echaría a perder la misión.
- Esta bien, pero tú y yo tenemos mucho de que hablar.- dijo la castaña señalando al rubio, quien todavía no comprendía que había pasado.
Los cinco se sentaron a la mesa y comenzaron a comer, la castaña había tomado una pierna de pollo y poco a poco la acercó a su boca, al ver la comida se dio cuenta del hambre que tenía, el sabor era el más esquicito que jamás había probado en toda su vida, el solo morder un poco la pieza que había tomado hizo que en su boca estallara una bomba de sabores, -*no puedo creer que esto esté tan bueno*- pesó por un momento. De pronto sintió como su cuerpo rechazaba ese alimento, sintió un pequeño golpe en su estomago y rápidamente puso su mano sobre la boca y comenzó a correr hacia el baño más cercano.
Harry, Ron y Dracocorrieron detrás de ella, ahora se encontraban preocupados, los tres chicos se observaban unos a otros mientras esperaban del otro lado de la puerta.