Lestat y Louis

Noche oscura

Louis incapaz de dormir, busco sociego en la noche. Su hermano menor había fallecido después de haber discutido con él. Sentía como si fuese el causante de la muerte. Diambulaba por oscuros senderos maldiciendo su existencia.

El viento bufaba muy fuerte y despeinaba los sedosos cabellos de Louis, cuya pálida piel resplandecía bajo la tenue luz de los faros.

En las calles inundadas de soledad y de silencio, se escuchaba el leve canto de los grillos. La Luna brillante y las estrellas estaban perfectamente bordadas en el cielo.

Louis tenía en cuenta que era un blanco fácil. Pero esto poco le importaba, vivir no tenía sentido para el.

Un ser de la oscuridad lo observaba contemplativo. Lestat. Tenía la mirada fija y atemorizante. Sus ojos eran de un azul muy frío, muy claro y distante pero sintieron compasion por aquel inocente joven que nada sabia de su presencia.

Louis se sintió observado y girandose, quedó impactado de unos penetrantes ojos que brillaban en la oscuridad. Jamás había visto a un ser tan sumamente extraordinario. Su sonrisa demoníaca y sus afilados colmillos aludían a su naturaleza.

-Olvidate de tú vida humana, te ofrezco la oportunidad de ser un vampiro.

Le causaba tal pánico que imposible de disimularlo, tembló.

-Louis... -le susurró al oído en tono burlesco- no tienes nada que temer.

Se acerco a su cuello y le chupó la piel, para luego hundir sus dos colmillos y alimentarse de él. Escucho el gemido de su presa y ésto lo exitó. La sangre caliente de Louis pasaba por todo su cuerpo generandole placer. Un placer que solo los vampiros conocian, un placer inexplicable.

Más tarde, le dio de beber de su sangre. Louis no tuvo en mente nada más, solo su sangre, su nueva vida.

-No he podido preparar nada para ti y ya es casi el alba. Tendrás que dormir conmigo.

Estas palabras resultaron incómodas para Louis, pero no le quedó más remedio. Ambos durmieron en el mismo ataúd.

Cerró los ojos tratando de dormir. Pudo sentir los latidos de Lestat mientras éste le acariciaba delicadamente. Suspiró.

-Me encantas... -le dijo Lestat mientras lo abrazaba-.

Louis se ruborizó. Lestat le dió un beso de buenas noches y lo acerco a su pecho.