Siempre fui chica, idiotas

CAPITULO 33

Saque el móvil del bolsillo trasero de mis jeans, lo había apagado durante el vuelo así que tuve que esperar a que se dignara prenderse, claro que unos minutos más porque de lo contrario se trabaría con cualquier cosa.

Mi móvil me odia.

Por fin pude usarlo sin querer romperlo en dos y entre en las llamadas perdidas que tenía, varias de las chicas, dos de Zayn y cinco de Louis. Once llamadas pérdidas.

Ninguna de Niall.

Un mensaje entrante me hizo ir a la bandeja de entrada. ¡30 mensajes? ¡Dios! ¿Que mis amigos no tenían nada mejor que hacer?

Oh, claro, vacaciones.

Los leí rápidamente, todos eran básicamente de 'llámanos cuando llegues' o 'tarda más de dos días en marcar y te mato'. Ellos siempre tan cariñosos.

Marque el número de Louis, necesitaba hablar de esto aunque no fuera del todo.

Dos timbres y contesto, su voz adormilada y ronca cuando hablo.

-¿qué?- gruño al teléfono

-¿dormías?-

Escuche un bostezo de su parte antes de que me respondiera, -sí, te estuve hace rato-

-lo sé, recién encendí el móvil-

-entonces, ¿cómo va todo? No volverás ahora como modelo o algo así, ¿verdad?-

Reí y negué, recordando luego que el no podía verme, -no, yo no quedo de modelo ¿te imaginas yo modelando un traje de baño?- un escalofrió me recorrió y negué repetidas veces, -nunca-

-eso es genial, supongo-

¿Qué? Me calle un momento, pude escuchar voces de fondo y la risa de Louis junto con otras. El muy idiota no me estaba escuchando.

-pero lencería es otra cosa- hizo un 'mjm' y rodo los ojos, -de hecho, mama tiene la idea de meterme de modelo de lencería, sera genial, posters de mi casi desnuda por todos lados, ¿no crees?-

-sí, eso será... ¡espera! ¿que? Emma Payne, haz eso y te juro que...-

Su voz quedo ahogada por mi risa, me las arregle para hacer mi camino entre la gente, habia hileras de sillas, todos con la vista hacia la pared de vidrio, algunas estaban ocupadas por familias o personas con sus maletas cerca, esperando su vuelo.

Me senté en la mas alejada de las personas que estuviese vacía y suspire.

-eres una maldita, Em, no volveré a confiar en ti en mi vida-

-venga, es tu culpa por no hacerme caso-

-ahora resulta-

-¡sí!-

Bufo y sabía que, esta vez el, habia rodado los ojos. Ni siquiera sabían cómo lo sabía, pero lo sabía.

No. Tampoco yo me entendí.

-ya, para que llamaste a las... ¿Nueve? dios, si contigo uno no necesita despertador-

Mire el reloj del móvil, despegándolo de mi oído, 3:35, -¿de que hablas? son las 3 y media, el sueño te afecto-

-Em, estas en Paris, ¡horas de diferencia!-

-oh-

Cierto, lo olvidaba, sentí mi cara calentarse. Tenía mis momentos de extrema estupidez.

Una carcajada salió de la pequeña bocina del móvil y no pude evitar sonreír, por lo menos no me estaba molestando con ello.

-te llamo porque...-