Ya no podemos posponer más esto...

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Caí rendida a la cama luego de una agotador día de universidad y de tener que llenar al menos treinta formularios que había dejado HimChan en mi escritorio, realmente me odia, desde que habíamos peleado estaba más irritable que nunca y yo tenía que pagar las consecuencias.

Comenzó a sonar el teléfono en el bolsillo derecho de mi chaqueta, era la alarma que todos los años me avisaba que falta una semana para el aniversario de mamá, esta vez cumpliría seis años desde su fallecimiento, al instante de ver el recordatorio caí en mis pensamientos, sería todo tan distinto si ella aún estuviera a mi lado. Nunca podré perdonármelo...

Cerré los ojos recordando ese día, hace casi seis años.

- Má, ¿de nuevo peleaste con Edwards? - pregunte a través del móvil, su tono de voz dejaba al descubierto que había estado bebiendo nuevamente.

- Hija... Cuantas veces te he dicho que no le digas Edwards a tu padre - respondió.

- Ay mujer, es la costumbre, además así se llama ¿no? - reproche - ya has estado bebiendo por causa de papá, sabes que el alcohol no solucionará sus conflictos.

- Claro que no y ya lo sé - respondió a la defensiva.

- ¿por qué no vienes a recogerme al centro comercial? estoy con Allis.

- Puedes venirte en autobús - respondió, perezosamente.

- ¿En autobús? prometo que cuando tenga la mayoría de edad tendré un auto y nunca más volveré a molestarte con que me recojas, pero esta vez ven por mi ¿sí? además lo merezco, ¿No soy la mejor hija del mundo?

- Mi bebe, estas tan grande...- respondió con dulzura -¡tienes edad suficiente para viajar en autobús sola! - respondió de mala gana - no abuses de tu madre - reí ante sus comentarios.

- sólo ven ¿sí? te espero en diez minutos - le rogué divertida para luego cortar antes de que se negara.

Esa fue la última vez que escuche su dulce tono de voz... fue la última y no le dije lo importante que era para mí, que la amaba y que a pesar de todo era la mejor mamá que pude haber tenido. desde ese entonces con el vacío que dejo al partir, me convertí en su reflejo, su personalidad, sus costumbres, sus molestias, su dificultades, esa era yo.
Abrí los ojos tratando de espantar los recuerdos.

Moría de hambre, eran las siete de la tarde y mi estómago me suplicaba por comida, no tenía ganas de experimentar en la cocina y Edwards llegaría en un par de horas más. Brillante idea... Iré a ver a YoungMi seguro tiene que comer.
Me pare con pesadez de la cama, poniéndome mis cafés pantuflas y un suéter de lana color blanco. Me mire al espejo y sonreí, mi cabello estaba desordenado a más no poder, pero qué más da, no tenía ni siquiera ganas de arreglarlo, por lo que salí de mi apartamento echa un desastre.

- YoungMi aliméntame - suplique al instante que abrió la puerta de su apartamento. Ella solo sonrió al verme - Se que me veo del asco.

- De hecho, te ves graciosa - susurro, aún así la había escuchado. Por instinto arregle mi cabello con mis manos o por lo menos hice el intento.

Luego de entrar me dirigí directamente a la cocina, sin siquiera prestar atención a la sala, abrí la nevera sacando un yogurt de frutilla, abriendo un costado de la tapa para comenzar a beberlo, esto no me llenaría en lo más mínimo, no quedaba de otra. Al volver a la sala noté que YoungMi no estaba sola en casa, estaba con Zelo como era de suponerse, pero además había un chico, un maldito e idiota chico.

- ¿Qué demonios hace este orangután aquí? - pregunte sorprendida y de mala gana, mirando a YoungMi. ¿Por qué y desde cuando el idiota de YoungJae se sentaba en el sillón de YoungMi, donde yo pasaba tarde completas. ¡Era mi sillón!

- Vine por Zelo, no te hagas ilusiones. - respondió acomodándose en el sillón. Zelo y YoungMi sólo sonreían ante la escena. - Ni siquiera sabía que vivías aquí.

- ¿ilusiones? No te preocupes que no me interesa lo que hagas, ¡pero por qué tienes que estar sentado en mi sillón! - chille.

- ¿se conocen? - pregunto Zelo, sonriendo por la escena.

- Por desgracia si - susurre mirándolo con expresión de odio. - ¡Aishh mejor vuelvo al rato! - respondí de mala gana. - es bueno verte Zelo - le dije amablemente - YoungMi vuelvo más tarde - luego desvíe mi mirada al Jae - idiota... - di media vuelta y volví a mi apartamento.

¿Será que me persigue? esto me recuerda a una película de terror, pero en esta ocasión el idiota debería temerme, ¿cómo es que me aparece hasta en la sopa?

De mala gana entre a mi apartamento, tome mi móvil y marque el número de Gukkie, tres, cuatro, cinco tonos y nada, el no contestaba.

- ¿A qué hora llegarás? trae comida, muero de hambre - mensaje enviado.

No obtuve respuesta alguna.

Me senté en el sillón para aburrirme como ostra, el control remoto estaba extraviado entre el enorme sillón, demasiado cansancio para removerme y buscarlo.

¡Grace! para de darle vueltas al asunto, ¡pero es que las ganas me están matando! YoungJae está a metros de distancia y yo estoy aquí haciéndome la indiferente, ¡estúpido plan ¿cuándo dará frutos?! No sabía que sería tan difícil ignorarlo.

Al instante sonó el timbre, lo único que esperaba era que fuera Gukkie con comida en mano...

- ¿Qué haces aquí? - pregunte con desagrado, al ver al idiota frente a mi puerta, sin darle el permiso entro como dueño por su casa.

- Vengo por algo pendiente - seguro y YoungMi le había dicho donde estaba mi apartamento, traidora...

- ¿Acaso te debo algo? - pregunte de mala gana, cerrando la puerta de golpe y dirigiéndome a la cocina.

- ¿Vives sola? - me ignoro con tal pregunta, sentía sus pasos tras de mí, siguiéndome.

- Eso quisiera - sonreí con ironía tomando de la nevera un par de latas de cerveza. - Con papá, pero seguro llega en madrugada.

- deja eso - me pidió con dulzura, tomándome de la cintura por detrás. No había notado lo cerca que estaba.

- ¿y ahora que haces? - susurre hecha nervios, el lograba despertar cada sentimiento en mi, desesperación, nerviosismo, furia, lujuria, pasión...

Por instinto deje el par de lata en el mueble junto a la nevera, di media vuelta para quedar acorralada entre sus brazos y el mueble tras de mí.

- ya no lo aguanto... - susurro, apegándose a mi cuerpo, recorriendo con sus labios mi cuello, sus palabras revoloteaban sobre mi piel. Me tomaba desprevenida su actitud, como siempre lograba hacerlo. - necesito probarte.

- YoungJae... no estás pensando con la cabeza - respondí débilmente, dejándome llevar por su tacto.

- Por favor... sabes que lo necesito. - mordía suavemente mi cuello, depositando apasionados y tiernos besos sobre él.

Recorrí con mis alborotadas manos su torso, necesitaba sentirlo, necesitaba tenerlo sobre mí. Esta vez no podría resistirme, estaba todo planeado, el y yo en mi vacío apartamento...

- Ya no podemos posponer más esto - susurro, cerca de mis labios, tomándome de las caderas para subirme a su cuerpo. Enrollando mis piernas alrededor de él - Te haré mía, aquí y ahora.

You're My RomeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora