Prólogo
—No son buenas noticias.
A través de los años, estas palabras se habían vuelto familiares para Andrea Rolland.
La mirada en los ojos de los doctores, también algo que ahora le era muy conocido, cuando esa terrible oración caía de sus bocas como si dijeran esas palabras todos los días.
Aunque esta vez, era diferente.
Andrea se volvió para mirar al doctor que estaba de pie en el extremo de la cama, mirando a la niña dormida.
—Hemos hecho todas las pruebas que pudimos, y se ha extendido rápidamente, incluso durante el tratamiento—. Habló el viejo hombre. Tomó el porta papeles en el pecho mientras los ojos azules de Andrea buscaban los grises y más sabios.
Si le dieran una libra por cada vez que había estado en la misma posición, sería capaz de comprarle a Katie algún chocolate lujoso y caro de los que venden en el centro, en la tienda de regalos que a ella le encanta.
El escenario era el mismo, pero algo era diferente esta vez. Las veces anteriores, cuando oía a los médicos decir esas palabras, había una especie de ultimátum. Rápidamente lo arreglaban con un "Bueno, siempre podemos intentar..." Era la esperanza indefinida en sus ojos que siempre estaba ahí.
Pero esta vez. Esta vez era diferente.
—¿Qué está diciendo?— Preguntó Andrea, arrugando la frente, confundida. El doctor aclaró la garganta. Detrás de Andrea, ella era consciente de que su amiga aún dormía en la cama del hospital.
—Digo que no hay nada más que podamos hacer—. La miró con tristeza. El aliento de Andrea quedó atrapado en su garganta mientras el doctor continuaba.
El débil sonido de la respiración de Katie y el continuo latido del corazón que venía del monitor, era la única cosa que la mantenía sin gritar.
—Ella dejó de responder a los tratamientos y el cáncer se ha extendido demasiado rápido para que hagamos algo más.
Era casi como si el cerebro de Andrea se hubiera apagado por el momento. Débilmente podía sentir su corazón latiendo contra su pecho, pero eso era el único sonido que podía escuchar mientras todo lo demás a su alrededor parecía irse lejos.
Hubo un silencio largo e insoportable cuando ella devolvió la mirada a su mejor amiga. Sus ojos estaban cerrados pacíficamente, pero las bolsas debajo de ellos, le recordaban cuán cansada estaba la chica. Sus mejillas hundidas y pálida cara solían estar llenas de vida. Su cabello castaño se desplegaba en la almohada detrás de su cabeza.
Los ojos de Andrea se llenaron de lágrimas, las palabras la seguían empapando.
Tres años de estar esperando escuchar a un doctor decirle eso, todo parecía irreal.
La gente solía tener el debate de si todo estaba predicho o no. Había un cierto consuelo en saber, que todo lo que hicieron, de alguna manera iba a funcionar para ti. Que de alguna forma, alguien estaba mirando a donde ibas y se aseguraba de que terminaras en el lugar correcto. Pero nadie podía estar completamente seguro.
Andrea recordó el día que la llamaron del hospital cuando apenas tenía 15.
Recuerda estar viendo a los padres de Katie, llorando en silencio en la esquina de la habitación. Recuerda a su propia madre, susurrando al doctor.
Fue su madre la que más tarde le dijo.
—Katie tiene leucemia.
Y fue desde entonces que Andrea se dio cuenta que todo está predicho. Tal vez había un Dios que veía a través de tus errores y decisiones. Pero de cualquier manera, te tocaba la carta que te tocaba.
Y de cualquier manera tenías que hacer la mayor parte.
Andrea se sacó a sí misma de sus pensamientos antes de volverse a los médicos. Algunas lágrimas bajaban por sus mejillas mientras se atragantó.
—¿Cuánto tiempo?
Buscó con firmeza esa esperanza perdida en sus ojos, pero no pudo encontrarla. Era reemplazada por una cantidad abrumadora de tristeza.
—El tiempo lo dirá, pero diría que ella tiene alrededor un mes o dos de vida.
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Hola! Estoy haciendo esta traducción, espero que les guste... espero que alguien la lea jaja, voten y comenten para más capítulos por favor <3 (:
