Capítulo 1

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Bien, veo que mi historia te interesó... Esta bien, te la contaré.

Todo empezó una... normal mañana de verano. Ya faltaba poco para que se acabaran las vacaciones, así que estaba emocionado y deprimido a la vez (supongo que sabes como es eso, ¿no? ¿No? ¿Solo yo? Ok).

-¿Ya has metido los libros? -gritó mi madre desde la cocina- ¡No puedes empezar sin libros!

-Si mamá, son lo primero que he puesto, luego los cuchillos, la metralleta, la soga y la nota -bromeé.

Mi madre se rió, pero por dentro, como siempre que hago una broma "demasiado fuerte" o "no es el momento"...

Terminé de preparar mi mochila casi una semana antes de entrar de nuevo al instituto, para que veáis las ganas que tenia de ver a todos mis amigos juntos de nuevo: Chuck, mi mejor amigo, Jim, Steven, Sarah, Morgan, Paula, Andrea, Marc, Alejandro, Alex... Alex, sobretodo a ella... Los echaba de menos, si, pero más a ella... Esos ojos entre verdes y marrones que hipnotizan, esa melena morena que suavemente acaricia el viento; esa sonrisa capaz de derretir los polos enteros en segundos; esos labios, rojos por naturaleza, fruto de pecado, inalcanzables para un simple mortal como yo; su nariz perfectamente dibujada, propia de una musa, de una escultura griega; su cuerpo, aunque estaba algo "plana" eso no me importaba, pero al parecer a los demás chicos si, y por eso no tenia muchos pretendientes, en parte lo odiaba, porque eran unos superficiales que se perdían una chica atenta, divertida, lista, encantadora, simpática y buena, solo por un simple detalle que los volvía unos simples: las tetas. Y ya veía eso como suficiente castigo. 

Oops, perdón por ponerme cursi... No me he dado cuenta, y no creo que vuelva a pasar... ¡Pero no prometo nada! Bueno, ¿por donde íbamos? Ah si... lo de la mochila...

Después de preparar mi mochila me quedé en la cama viajando de WhatsApp a Instagram y viceversa, hablando con colegas, viendo fotos de pies en la playa, y así hasta la hora de comer. Después quedé con Chuck, mi mejor amigo, para salir por ahí y charlar un rato:

-¡Tío! -me gritó al verme llegar- ¡Hacía un huevo que no nos veíamos!

-Si, creo que un finde es demasiado -bromeé y el se rió. Caminamos un rato poniéndonos al día de nuevas movidas y noticias importantes en nuestras vidas.

-Y cuéntame, ¿como te sientes? -nos sentamos en un banco.

-¿A que te refieres?

-A lo que va a pasar dentro de menos de una semana...

-¿Volver al instituto? Bueno, ¿supongo que como todos no? Agobiado, triste, emocionado...

-Idiota... ¡Hablo de Alex! ¿No has visto las fotos en Insta?

-Si... Si las he visto -dije en  un tono amargo.

-Ya, lo imaginaba, solo usas Insta para ver sus fotos y memes... -bromeó Chuck.

-Idiota -me reí- Bueno... Pues supongo que jodido, pero esto le pasa a todos alguna vez, el típico amor imposible... Tu la quieres, ella tiene novio... Hay millones de canciones sobre eso.

-No a todos, yo no me he enamorado en la vida, así que me he ahorrado sufrimiento -y dicho esto, se reclinó en el banco y sonrió.

Así era Chuck, un tío que presumía de no haberse enamorado y que había estado con muchas chicas, demasiadas para mi gusto. Aunque ya le dije esto y me llamo envidioso...

-¿Sabes? Eso no se elige. Un día la ves, te parece perfecta, y BOOM, ya has caído en la red. Después la empiezas a conocer y ya no te importa estar en esa red, sino que quieres vivir ahi con ella para siempre -lo miré y me estaba mirando con cara de "cursi, cállate".

-Hmmm... Pues no ha aparecido todavía la chica que consiga enamorar a Chuck Axioma -se puso de pie imitando a Superman (solo le faltaba la capa) y me reí.

Después de esto estuvimos charlando un rato, que si el insti, los nuevos, los viejos, otros amigos, de repente pasamos a videojuegos, alguna serie, algún libro, y después de esto se puso a llover, y como era tarde cada uno se fue a su casa y seguimos por WhatsApp, cené y me quede dormido con el móvil en la mano.

Tuve un sueño algo raro... Yo estaba caminando por el pasillo de mi casa, pero mis manos estaban cubiertas no de piel, sino de escamas. Llegué al final del pasillo y al girar la esquina estaba una figura de hombre en la puerta, no lo veía bien.

-No podrás controlarlo mucho mas. Me necesitas -dijo casi en un susurro una voz muy familiar, ronca pero no del todo, madura, trabajada.  Ya la figura se acercaba a mi.

Yo estaba paralizado por el miedo, y la figura se acercaba, lo único que se me ocurrió fue proteger mi cabeza y mis partes tapándolas con el brazo, pero no sirvió de nada, el hombre me cogió y me tiro al suelo.

-¡Me necesitas! -gritó la voz familiar, y vi que venia del hombre, pero no me dio tiempo a pensar nada más. Empecé a ver llamas y a sentir un calor abrasador que me derretía la carne mientras el hombre se iba. Me dejaba ahí para morir.

-¡No! -grité despertándome. Estaba empapado en sudor frío. Intenté volver a dormirme, pero la pesadilla no salia de mi cabeza. Había algo que no cuadraba, algo raro, el hombre, el fuego, el calor...

-¿Desde cuando puedes sentir un calor abrasador en sueños?

Y esa duda me mantuvo toda la noche despierto.

Llamas cruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora