Survivors - Glenn Rhee y Lexie Lutz (Glexie)

|20| - Tortured

Soy obligada a caminar sin rumbo con las manos en mi cabeza, y siendo apuntada con un arma todo el tiempo. He perdido de vista a Michonne y temo que le hayan hecho algo malo.

—¿A dónde me llevas, Merle? —Le pregunto y él detiene su marcha.

—No muy lejos, princesa —me dice y me empuja para que siga andando.

—Volvimos por ti al día siguiente. Llevamos a Daryl con nosotros —le digo—. Daryl está vivo, y también está buscándote.

—Cállate —me empuja tan fuerte que mi cara golpea el suelo cuando caigo—. No vas a engañarme. Él está muerto —grita y me toma del pelo para levantarme—. El gobernador va a divertirse muchísimo contigo.

Me lanza al suelo cuando llegamos frente a una casa. Un hombre sale de ella dando aplausos.

—¡Mírenla! —Grita—. Ella ha entrado a nuestra comunidad. Ha asesinado a varios de los nuestros. ¿Qué castigo deberíamos darle? —Pregunta pero las personas alrededor están en silencio—. ¿Cómo debería castigarla? Respondan —pide en un tono tan amable que llega a ser un poco sádico.

—Llévala a la arena —dice uno y otro lo secunda. Siguen diciendo lo mismo y ahora lo corean, aplauden y gritan como dementes.

—¿Escuchaste, princesa? —Me hala del cabello para que lo mire—. Lucharas en la arena por tu vida. Solo debemos encontrar a tu contrincante. Llévala a la zona de castigo.

Merle me levanta del suelo, y me empuja para que camine de nuevo.

—¿Estás bien? —Pregunta—. Estás pálida.

—Es solo un resfriado —le respondo.

Me tira sobre un colchón en una habitación sin ventanas. Antes de cerrar la puerta me tiran encima un balde de agua.

—Prepárate princesa, antes de la arena vendrán cosas más importantes —se carcajea y cierra la puerta.

Estoy temblando. Mis dientes chocan entre ellos y podría jurar que mis labios están purpuras. Solo deseo que todo esto haya valido la pena y que ellos hayan llegado a salvo a Pinan.

Paso la noche en vela. No porque tenga miedo, sino porque me duele todo el cuerpo. La cabeza me quiere estallar y estoy muriéndome de sed.

Merle aparece y me ata las manos sobre mi cabeza en un tubo que han puesto ahí. Las paredes están manchadas de sangre. Lo noto ahora que han encendido las luces.

—Agua, por favor —pido y Merle se burla.

—La nena quiere agua —dice y se acerca a mi rostro—. Démosle lo que pide —me lanza otra poca de agua humedeciéndome mis ropas de nuevo.

El tipo al que llaman «gobernador» entra a la habitación, y me mira lujurioso. Me siento como la mierda, pero no voy a mostrarme débil ante él.

—Estás muy bien cuidada. Sin mencionar que estabas muy bien armada también. Tienen un grupo y viéndolo, también tienen un buen lugar —dice apretándome la cara—. ¿Quién eres?

—Soy una sobreviviente —digo.

Me golpea la cara. El sabor a hierro explota en mi boca como fuegos artificiales.

—No me obligues a dañar tu hermoso rostro, princesa —añade limpiando la sangre que se escapa por la comisura de mis labios—. ¿A qué grupo perteneces? ¿De dónde vienes?

—No pertenezco a nadie, y vengo del infierno —me carcajeo y provocó la ira del hombre. Levanta su mano para golpearme pero la silueta de una mujer aparece. No entra, solo se queda cerca de la puerta. Dirijo mi vista hacia él. Sus ojos claros me analizan. No le tengo miedo—. Golpéame, pero antes suéltame. Hagámoslo justo —lo reto—. ¿Te da miedo que la chica que esta fuera se avergüence de ti? —Me carcajeo—. Eres un asco de persona.