Uno, dos o tres cubos de azúcar, pensaba en cuantos debería poner en la taza de café que bebería hoy, aúnque no sé por qué llegué a considerar el azúcar cuando yo no gustaba del dulce. Pero si a Sehun le gustaba lo dulce yo debía adaptarme si de verdad quería agradarle, aúnque tenia tantas posibilades de eso como de lograr hablarle.
Mi trabajo a penas iniciaba, atender la cafetería de mi madré era una labor agradable y mucho más amena cuando Sehun venia, porque él es hermoso, tan hermoso como las flores que mamá planto en las ventanas de la cafetería, no podría definir a Sehun con otra palabra aúnque perfecto también le quedaba muy bien.
Mis días no eran muy emocionantes ni divertidos, solo eran como una lista de cosas que debia cumplir a diário. Yo no me divertía, no salía con amigos por dos motivos, el mas importante es el echo de que no tengo amigos y el otro es que me es difícil conseguir uno.