Capítulo 2

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Llegó el día de irse del centro de menores, ya había hecho selectividad y había conseguido sacar un 9,87 de media pero no me daba para veterinaria en una universidad pública así que decidí barajar la idea de inscribirme en una privada aunque tuviese que trabajar día y noche para poder pagármelo.
La directora, Teresa, me acercó en su coche hasta el centro para coger el tren que me llevaría a Madrid. Nadie se despidió de mí en el centro de menores y eso me decepciono mucho pero no les culpaba, es normal que no quisieran pasar ese mal rato.
Llevaba los auriculares puestos con mi canción favorita "Lucha de Gigantes", el viaje se me hizo eterno, observaba por el retrovisor como nos alejábamos del centro y nos adentrábamos en el camino que estaba rodeado por esa vegetación verde y el sonido de las aves e insectos de allí. Cuando llegamos a la estación saqué las dos maletas azules y la bolsa de viaje del maletero, Teresa me acompaño hasta dentro de la estación, aún quedaba media hora para embarcar así que nos fuimos a la cafetería.

-¡Oh, dios mío!- exclamé al ver a todos mis amigos allí.

Fátima vino a darme un abrazo y su hermana con ella, yo empecé a llorar de la emoción y ellas de tristeza.

-Te vamos a echar mucho de menos- me susurró al oído.

-Vendré a veros- le dije mientras la limpiaba a ella las lágrimas que caían por sus mejillas. Me agaché e hice lo mismo con su hermana pequeña.

-Toma- me dijo ofreciéndome un dibujo de las tres juntas.

-Muchas gracias- le agradecí dándole un beso en la mejilla y cogiendo su dibujo.

Cuando me incorporé vi a Raúl detrás de ellas. Le abracé como nunca lo había hecho. Pocas veces le había visto llorar, siempre se hacía el duro, pero cuando le miré a los ojos vi como caía una lágrima por su mejilla derecha y luego otra por la izquierda y así sucesivamente hasta que se secó las lágrimas y consiguió hablar.

-No quiero que te vayas- me dijo en voz baja.

-Vendré cuando pueda- le contesté con una sonrisa a la vez que empezaban a caerme lágrimas de los ojos-. Y cuando salgas de aquí nos veremos mucho más.

Él volvió a abrazarme y me dio un beso en los labios.

-Toma un recuerdo- me dijo sacando de la mochila una bolsa con un regalo envuelto de papel de cuadros rojos y azules.

Yo lo abrí y saqué una camiseta de baloncesto de los Bulls suya, era la que usaba cuando nos íbamos a jugar de vez en cuando, me iba a quedar un poco grande pero me daba igual, iba a tener algo suyo para siempre.

-Muchas gracias- le agradecí abrazándole y dándole otro beso.

-Diana, tu tren está apunto de venir, es hora de irte- comentó Teresa asomándose a las vías.

Me despedí de todos y cogí mis maletas dirigiéndome con Teresa a las vías.

-Mucha suerte Diana- me dijo dándome un abrazo-. Quiero que tengas una cosa- terminó sacando de su bolso una foto.

Cuando me la dio vi a mis padres y a una niña pequeña al lado de ellos, tenía una medalla y detrás de ellos había una pista de doma clásica.

-Esto...- no conseguí terminar la frase cuando empecé a llorar.

Ella me dio un abrazo y yo le susurré "Muchas gracias por todo".

-Es hora de coger el tren- me dijo secándose las lágrimas y dándome los billetes-. Espero verte pronto, cielo.

¿Confías en mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora