Keep Me Away (Henjei fanfic)

Plan de reconquista

- Osea, que básicamente me estáis diciendo que Henrik iba a venir por mí la noche de mi graduación para decirme que volviera con él, en lo que podría haber sido una magnífica e increíblemente romántica noche, pero tuvo un accidente porque un cabrón borracho perdió el control de su coche y perdió la memoria. Para colmo, ahora si alguien me menciona se desmaya, por lo que es incapaz de recordar cualquier cosa relacionada conmigo, ¿lo capté todo?

Después de una larga sesión de besos contra mi coche, Tarjei me había llamado diciéndome donde narices estaba y por qué Alex no estaba allí. He de añadir que había algo de pánico en su voz, probablemente porque creía que le había asesinado y había ido a tirar su cadáver o algo por el estilo, debido a lo mal que nos llevábamos

Nada más lejos de la realidad, obviamente

El viaje de vuelta a casa fue algo incómodo. Ninguno de los dos hablaba y Alex, nuevamente, parecía completamente sumido en sus pensamientos. Por tanto, no hablamos del beso ni de nada de lo que había pasado ni antes, ni durante, ni después del camino a casa

Cuando llegamos, Tarjei nos esperaba con los brazos cruzados y dando suaves toques con su pie derecho en el suelo, algo desesperado por saber dónde narices nos habíamos metido, pues por teléfono le había dicho simplemente que nos esperara en casa que teníamos que decirle algo importante que acabábamos de averiguar.

Quizás debí haber sabido que eso solo haría que la desesperación y la curiosidad crecieran en el interior de Tarjei con la velocidad de la luz. Ahora que lo pensaba, el decirle a alguien "tengo algo que decirte pero te lo cuento cuando llegue" era algo bastante cruel.

- ¿Ni siquiera traéis comida? – fue lo primero y lo único que nos dijo antes de encaminarse hacia el sofá del salón donde se sentó mirándonos expectante - ¿Y bien?

Y así habíamos comenzado a explicarle absolutamente todo. Bueno, había empezado Alex a explicarle, pues yo me había limitado a dar pequeños datos sin mucha importancia que Alex a veces se olvidaba de comentar y asentimientos de cabeza cuando Tarjei pasaba su vista de Alex a mí, esperando que todo aquello en realidad se tratara de una broma de mal gusto.

Para su mala suerte, no, no lo era

Finalmente, cuando dejamos todo lo más claro posible, Tarjei dijo esa frase, ante la que Alex y yo nos miramos y asentimos, en silencio

- Bueno – dijo entonces Tarjei, levantándose del asiento, un poco pálido – Podría ser peor, ¿no? – dijo encogiéndose de hombros, con una sonrisa algo demente en su rostro

- En realidad no sé cómo podría ser.... ¡Auch! – dijo Alex, dando un pequeño salto cuando sintió mi pellizco, que evitó que siguiera hablando y dijera algo que, probablemente, hiciera que Tarjei se pusiera incluso peor

- Mente maravillosa, ¿sabes lo que es el sarcasmo? – dije mirándole con una ceja elevada, y tras asegurarme de que Tarjei no nos estaba haciendo caso, pues había entrado a la parte de la cocina que no se veía desde el salón, me acerqué a su oído donde le dije – Sé que la empatía no es tu punto fuerte, pero sé más considerado por favor

Me alejé un poco para mirarle a los ojos con una clara suplica reflejada en los míos, pero me quedé prendado de esos ojos verdes que me miraban dilatados, como si quisiera repetir lo que había pasado fuera de mi coche. Sus labios, y en especial el inferior, aún seguían algo hinchados, por los pequeños mordiscos que había depositado en estos durante los besos que compartimos, y que le habían sacado unos gemiditos

Rememorando la escena comencé a acercarme a él ligeramente, mientras veía como él pasaba su vista a mis labios. Pude casi sentir como su cuerpo musculoso se pegaba al mío, como sus brazos tiraban de mi nuca para que mantuviéramos los labios juntos, como su enorme mano había bajado delicadamente por mi espalda, acariciándomela por encima de la camiseta, y como mi piel había quemado ante ese simple toque, pidiéndome a gritos que le dejara tocar más allá. Recordaba los pequeños gemiditos que intentaba mantener en su boca cuando movía ligeramente las caderas, para hacer sentir mejor su erección o en un intento de pegarle más a mí, o cuando le deba pequeños moriscos en los labios